La Zona Colonial

La Zona Colonial

La Zona Colonial

Rafael Molina Morillo, director de El Día

Acabo de regresar de Panamá, adonde asistí a una reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa, y no puedo sustraerme al impulso de referirme al tremendo desarrollo que exhibe la citada república del istmo, con sólo cuatro millones de habitantes en un área de 75 mil kilómetros cuadrados, o sea aproximadamente la mitad de habitantes que tiene la República Dominicana en casi el doble del tamaño de nuestro territorio.

Cabe decir que he visitado varias veces a Panamá, incluida una oportunidad en la cual viví allí con mi familia durante dos años, lo que me pone en condiciones de apreciar con relativa objetividad los cambios que se vienen operando allí.

Lo primero que obviamente llama la atención es la proliferación de verdaderos rascacielos que han transformado el paisaje de cabo a rabo en pocos años.

Mas no es solo el crecimiento material lo que impresiona, sino también la disciplina ciudadana que se manifiesta a cada paso.

Entre otros renglones es notoria la eficiente organización del transporte público y el tránsito terrestre, ausente de tapones como los que tanto atormentan a los dominicanos; pero, sobre todas las cosas, me dejó boquiabierto el trabajo que se ha hecho para darle valor a lo que ellos llaman “el casco antiguo”, equivalente a nuestra “zona” o “ciudad colonial”.

Por cierto, que en las calles del “casco” panameño no vi por ninguna parte esos pilotillos que se están instalando en las calles de nuestra “zona”, que yo no sé a qué criterio obedecen, pero que de seguro dificultarán el tránsito vehicular cuando concluyan los trabajos de remodelación que se están llevando a cabo.

Ojalá que las instituciones que tienen a su cargo la puesta en valor del Santo Domingo colonial expliquen para qué son esos pilotillos, mientras cruzamos los dedos para que al final, nuestra rica “zona” pueda competir en tesoros y sana diversión con otras tan importantes como Cartagena, el Viejo San Juan, Antigua, la propia Panamá y otras no menos célebres.



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