La Virgen de Covadonga

La Virgen de Covadonga

La Virgen de Covadonga

David Álvarez Martín

El caso del Santo Cerro no es comprensible si no tomamos en cuenta el legado ideológico que traían los conquistadores españoles en sus mentes. Todos los españoles que participaron en esa gesta bélica, incluido el sacerdote mercedario, habían vivido la última etapa de la llamada reconquista de los reinos cristianos en la península ibérica contra los reinos musulmanes y existía un relato que justificaba esa guerra peninsular.

La guerra de los cristianos contra los musulmanes se justificaba en una narración que contaba que un gran ejército de musulmanes llegó al reino de Asturias y cercaron en lo alto de una montaña a un reducto de cristianos al mando de Pelayo. El triunfo fue del lado de los asturianos por la aparición milagrosa de la madre de Jesucristo en una cueva donde se refugiaban los pocos españoles que resistían, denominada como la Virgen de Covadonga, quien apoyó a los cristianos en la derrota de las huestes musulmanas que intentaron ascender a la montaña y diezmar a Pelayo y sus hombros.

Dice el relato que: “…las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Virgen Santa María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los caldeos. Y como Dios no necesita las lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los cristianos salieron de la cueva para luchar con los caldeos” …y los derrotaron.

Ese relato de la Virgen de Covadonga, con múltiples versiones, pero todas justificando la guerra contra los musulmanes como una guerra santa. Esa idea fue trasladada a la Española, en la batalla del Santo Cerro, y los castellanos entendían que era prolongación de la guerra en el Península. Dios estaba de su lado.

¿Cuáles son las claves de interpretación? 1. La montaña, como lugar privilegiado del encuentro con lo divino. 2. La superioridad en número de los enemigos que se encuentran a la base de la montaña. 3. La aparición de la Virgen que derrota a los enemigos. 4. La justificación de esa guerra como guerra santa, de un lado los cristianos y del lado opuesto los “otros” (musulmanes o taínos) que no son cristianos. El relato del Santo Cerro fue el discurso oficial que justificaba el derecho de los españoles a hacerle la guerra a los aborígenes y usufructuar su trabajo y riquezas por mandato divino a través de la Virgen.

Si Pané recogió el discurso taino, el Santo Cerro fue el discurso de los españoles.