La violencia

La violencia y la salud mental

La violencia y la  salud mental

Altagracia Suriel

La sociedad dominicana ha quedado consternada con la tragedia de una madre que cerceno la cabeza de su hija, supuestamente porque Dios le dijo que lo hiciera.

Igualmente, otra madre arrancó el cráneo de su hija por impulsos de ira incontrolados. Cada día un hecho nuevo sustituye al anterior. Todas las situaciones con un denominador común: la desatención de la salud mental.

Por desconocimiento de la importancia de cuidar la salud mental visitando un sicólogo o a un siquiatra se llega a situaciones extremas como homicidios, suicidios y actos de violencia inimaginables que pudieron ser prevenidos con intervenciones profesionales oportunas.

La Organización Mundial de la Salud define la salud mental como “un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”.

Por razones familiares, económicas y ambientales miles de personas están perdiendo su salud mental y viven en un calvario interno que les hace insoportable la existencia.

Estos hechos se agravan porque todavía se considera un tabú buscar ayuda profesional cuando la mente no funciona bien o por la falta de acceso o recursos para hacerlo.
A nivel público la salud mental nunca ha sido una prioridad. Recientemente el Dr. Heredia señaló que este país cuenta con 200 siquiatras cuando debería haber 800.

En el caso de la madre que suicidó junto a su hija lanzándose de un edificio, el marido clamó por ayuda para su esposa en un centro público y no la obtuvo.

Cuántas muertes y tragedias se evitaran si se cuidara más la salud mental en este país.
Es una obligación La atención de salud mental de base comunitaria debe proporcionarse mediante una red de servicios interrelacionados que comprendan:

• servicios de salud mental integrados en los servicios de salud generales, ofrecidos comúnmente en hospitales generales y en colaboración con el personal de atención primaria no especializado;
• servicios comunitarios de salud mental a nivel comunitario, que puedan involucrar a centros y equipos comunitarios de salud mental, rehabilitación psicosocial, servicios de apoyo entre pares y servicios de asistencia para la vida cotidiana, y
• servicios que brinden atención de salud mental en los servicios sociales y entornos no sanitarios, como la protección infantil, los servicios de salud escolar