No envidies al hombre violento y no escojas ninguno de sus caminos.
Proverbios 3:31
Hoy cambiaré la temática de este espacio para referirme a una tema que preocupa a todos, la violencia.
Estoy muy sensible, mis ojos no cesan de llorar a causa de la violencia que asedia nuestro país. Las muertes de las mujeres que perdieron la vida por delincuentes “por un celular”.
Todo mi ser se siente acorralado, llegando a sentir esta frase: Tengo miedo.
Tengo miedo por mi familia, tengo una esposa hermosa, cuatro hijos sanos y realmente cuando los dejo a cada uno en sus labores como en el colegio o trabajos, inmediatamente le pido a Dios que los cuide.
Tengo miedo por los hombres, mujeres, jóvenes, niños que salen de sus casas cada día, buscando la forma ser personas productivas en una sociedad donde las reivindicaciones sociales no son justa y si le añadimos la violencia digamos todos “sálvanos Dios”, porque estamos sin protección.
Quiero que hagamos un ejercicio. mire a su alrededor y pregúntele al que está cerca de usted si lo han atracado, sé que la repuesta es que sí o que alguien en su familia ha sido víctima de esta experiencia tan desagradable. Puedo decir que mi familia y yo hemos sida víctimas de este desagradable hecho.
Tengo miedo sí, pero no dejaré de vivir y mi deber como creyente y ciudadano de esta nación es orar a Dios para que les dé sabiduría a las autoridades competentes, que diseñen un plan de seguridad nacional contra la delincuencia, que tomen como ejemplo a la ciudad de Nueva York, qué hicieron ellos para recatar la ciudad de la violencia, que ahora estamos padeciendo los dominicanos.
¡Q ué Dios nos ayude!