Ayer mientras navegaba por internet, vi que una página de farándula de mi pueblo mostraba un contenido preocupante, pues se podía apreciar un cuerpo en el pavimento y muchas personas que lloraban y se lamentaban, gritaban al unísono ¡mataron a Lolo!
Lolo era un personaje pintoresco de Los Almácigos, siempre estaba al servicio de la comunidad, le hacía un favor a cualquiera, un niño que se disfrazaba de adulto para poder encajar en una sociedad que no comprendía que su misión en la vida sería efímera.
En la tarde del miércoles, Lolo se despidió de sus amigos y familiares, abordó su motor, ese que tantas veces le ayudó a conseguir su sustento, y se marchó, se marchó sin saber que lo único que volvería sería su cuerpo inerte, pues sin querer rozó el vehículo de un policía pensionado y este le propinó cuatro disparos que además de arrebatarle la vida, empañarían la noche de todo un pueblo y la esperanza de sus hijos.
Es lamentable lo que está sucediendo en nuestra sociedad, ya la gente no se siente segura en ninguna parte, estamos viviendo unos tiempos donde usted sale de su casa sin la certeza de que volverá a ver sus familiares, ¿dónde quedó el sentido de empatía?
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Si bien es cierto que todos enfrentamos situaciones difíciles y tenemos nuestros propios problemas, no debemos permitir que una situación de momento se apodere de nuestras emociones y cambie el sentido de nuestro futuro, por eso, lo más recomendable es que si una persona está pasando por un momento difícil , lo ideal es que hable con alguien de confianza o con un especialista de la salud mental, porque en el caso de Lolo, dos familias quedaron destruidas, y la persona que lo asesinó pudo evitar este triste evento, porque nunca lo material va a superar la vida humana o la libertad.
Nunca nadie va a rozar un vehículo de manera intencional y aunque así fuese, ninguna persona tiene derecho de arrebatar la vida de otra, ante cualquier situación desfavorable, lo recomendable es ir a un destacamento policial.
Así que a través de este artículo hago un llamado a la población a practicar la empatía, la templanza y a buscar de Dios y a nuestro Gobierno y las Aseguradoras de Salud a priorizar la salud mental de las personas, a educar nuestra población para que aprendan a manejar sus emociones y así podríamos evitar situaciones como la ya expuesta.
Ayer fue Lolo, mañana puede ser cualquiera de nosotros, pero mi ilusión radica en que todavía tenemos tiempo para reflexionar como sociedad y cambiar el curso de nuestra historia, sabiendo que la violencia no es la vía para solucionar los conflictos, lo único que causa es dolor y daña a las personas que más queremos.
Hagamos de este mundo un lugar seguro, este es nuestro único hogar.