Mi padre contaba así una anécdota familiar:
Estaban reunidos Federico Velázquez, Angel Morales, mi bisabuelo Elías Brache Hijo y varios dirigentes más decidiendo si aceptaban el triunfo de Rafael Leónidas Trujillo.
Algunos de los presentes, conscientes de que las elecciones del 16 de Mayo de 1930 no habían sido transparentes, se negaban a aceptar el resultado. En un momento determinado y en medio de la acalorada discusión, mi bisabuelo que ya alcanzaba los 60 años (Trujillo apenas unos 30) se puso de pie y molesto dijo: ¿Entonces qué hacemos? ¿Peleamos de nuevo? ¿A las armas?
Finalmente, el triunfo de quien luego se convertiría en dictador era aceptado.
Esta anécdota de hecho aparece en el libro que escribiera Angelita Trujillo titulado: “Trujillo, mi padre”
La historia es cíclica y se repite, quizás cansado de pleitos internos, desacuerdos de bolos y coludos, mi bisabuelo solo quería vivir en paz en el ocaso de su vida.
Así pues, moriría tranquilo en su cama a los 94 años, 3 años después que el generalísimo a sus 69 años terminara fulminado a plomazos en la avenida 30 de Mayo.
¿Por qué la anécdota?
A veces escucho la queja de que al PLD hay que sacarlo del poder. Es una queja que comparto, el concepto de Estado- empresa que ha instaurado como mecanismo de permanencia en el poder es insostenible, por demás es ficticio y desestabilizador, se le paga a gente con dinero que se toma prestado, eso al final generará una deuda mayor y un colapso…ya lo verán.
Pero, para desplazar al PLD, hay que crear una propuesta que cale, que sea viable y creíble, que inspire confianza.
En estos días, he observado la ferocidad de los ataques a lo interno de las corrientes del PRM. El mensaje que se envía con ello es que aún no se ha aprendido la lección que tantas veces ha costado el poder, divididos nadie gana, peor aún, a un partido como el PLD no se le gana, es necesario noquearlo y eso reclama cada una de las voluntades posibles para lograrlo.
¿Que los peledeístas también se pelean? Sí, pero a diferencia de la oposición ellos tienen sus medicinas para contentar a cualquiera, se llama presupuesto nacional, ¡y lo usan!
Si en los próximos meses la oposición no articula una propuesta que genere confianza, que aglutine todas las fuerzas de oposición, que sea intachable y en adición pueda presionar para que los organismos que regularán el próximo torneo (JCE, TSE, etc.) se conduzcan imparcialmente, una gran parte de los dominicanos asumirá lo que en su momento mi bisabuelo pensó.
Perder y volver a perder por el mismo error una y otra vez no lo soporta nadie, por demás, abrirle las puertas a un desprestigiado Leonel Fernández no es opción.
Increíble que la ineptitud dirigencial nos coloque frente a una disyuntiva así:
A reformar la Constitución, ¡Danilo 4 más!
La advertencia está hecha, se cierra la ventana de oportunidad.
