Por lo que se oye en los distintos mentideros del país, la venta a Goldman Sachs de la deuda dominicana a favor de PetroCaribe, con un extraño descuento del 59%, ya es, probablemente, un hecho consumado.
Así, dicha deuda, cuyo balance es de unos US$4,100 millones, le habría costado al banco norteamericano un 41% de su importe, por lo que éste habría pagado a Venezuela una relativa bagatela de US$1,681 millones.
La tasa de descuento que se dice fue utilizada en la operación, 59%, es bien parecida a la que suele aplicarse en la venta de los llamados “bonos basura”, los cuales desacreditan y desprestigian al deudor y le dificultan en grado extremo sus próximas emisiones, todo ello a pesar de que su cuenta esté, como en el caso de RD, perfectamente al día.
Son muy pocas las personas que podrían creer que Venezuela no sabía de tan nefastas consecuencias, las cuales de seguro son del dominio de sus economistas, brillantes muchos de ellos.
Si su problema es liquidez será difícil entender por qué no le hizo el ofrecimiento directamente al deudor, quien, por demás, es un país amigo y una de las dos partes principales del contrato.
Quizás RD hubiera podido aprovechar el descuento así como obviar el descrédito y el desprestigio crediticio ya aludidos. De todas formas, hay preguntas que son inevitables: ¿qué se traerá Venezuela con su actitud?,
¿son valederas sus razones para no darles idéntico tratamiento a las deudas de Cuba y de otros?, ¿podrá RD seguir confiando en el suministro y en el crédito de Venezuela?, ¿qué papel habrá sido asignado a Goldman en este trance?, ¿dicho banco fue llamado, o fue enviado, o él simplemente ofreció sus servicios?, ¿cuáles nuevos términos pretenderá ahora que es acreedor?, ¿será cierto que RD no sabe nada de nada al respecto?