“Cesan despacho de agua para agricultura en tres presas del país”, es el titular del trabajo realizado por la periodista Paola Wisky (hay que ver qué relación tiene con Daniela Romo), que reafirma la crítica situación del agua en República Dominicana.
Los canales de riego de las presas Rincón, Valdesia y Sabaneta han sido cerradas sus compuertas, destinando sus escasas reservas para agua potable. Peor aún están las presas Sabana Yegua y Taveras, dejando en alarmante situación importantes zonas productivas del país.
Se lo que debe estar padeciendo mucha gente en el campo. La única vez en la vida que he estado reportado al buró de crédito fue cuando en 2010 cerraron Valdesia y me quedé sin agua para unos cultivos pepino y sandía que tenía en la finca de mis padres en Carretón de Baní.
Esta situación hace que los cultivos se pierdan, productores quiebren, alimentos escaseen, etc, etc, etc.
Es duro cuando se nos va el agua en la ducha (y peor si estamos enjabonados), el lavamanos o el inodoro. Pero cuando falta agua en los campos agrícolas, las repercusiones se ven luego en los mercados, colmados y supermercados, y qué decir en la vida de los productores.
La situación de sequía que vive nuestro país traerá repercusiones importantes en diversos sentidos. Esperemos que sirva de igual forma para hacer conciencia como pueblo y como Estado, de la importancia de preservar el agua, de no desperdiciarla cuando “nos sobra” para luego valorarla cuando nos falta.
Reforestar nuestras montañas y fomentar el uso eficiente del agua debe ser una prioridad del Estado dominicano, y las prioridades de un Estado se reflejan en su ley de presupuesto.