Renaldo Bodden
En política -y en pelota- hay “alianzas y defensas” que hacen daño, amén del exhibicionismo de poder económico.
Quilvio Hernández fue reelecto presidente de las Águilas en un largo proceso de casi nueve horas.
Un resultado 423-422 en elecciones casi siempre da paso al “patale” al que me referí hace poco, aunque en otra vertiente. Alienta que no hubo objeción en busca de “ese voto” y todo acabó en un “armónico 50-50”.
En esencia, estaban enfrentados Hernández y Juanchy Sánchez -y sus combos-, hijos de expresidentes.
Quilvio llamó a unirse, porque esos procesos siempre dejan heridas. ¿Se logrará la unidad? L a pelota es un negocio, pero no es de buen gusto que la promoción de Juanchy se basara, en que “es el hombre de los cuartos”.
“Ahora somos un solo grupo, sin vencidos ni vencedores”, proclamó Quilvio. Se espera que Juanchy siga tras el dinero en busca de la corona (21), que no consiguen desde 2008. ¡Eso quieren los aguiluchos!
