El pensamiento positivo extremo está basado en pseudoterapias como la bioneuroemoción, que busca facilitar la consecución del bienestar y la salud de las personas, promoviendo una visión holística de la vida.
Esta forma de pensamiento hace que quienes no siguen estos principios puedan llegan a sentirse excluidos y culpables, al no cumplir lo que dicen sus “dogmas” para alcanzar la felicidad.
Para advertir sobre los peligros para salud que tiene esta distorsión de la terapia cognitivo conductual, el psicólogo Carlos Sanz Andrea y el responsable de relaciones institucionales de #SaludsinBulos Ricardo Mariscal han elaborado un decálogo que contempla los matices y las circunstancias de manera que las personas puedan empatizar y no caer en generalidades que, advierten, no funcionan.
El decálogo tiene como objetivo principal proporcionar información veraz para desterrar mitos sobre el pensamiento positivo que son dañinos para la población.
“La artificialidad y las verdades absolutas son denominadores comunes del pensamiento positivo extremo. Con sus generalidades, los gurús de esta tendencia buscan revertirse de una falsa sabiduría y, como objetivo final, el lucro económico, sin importarle la salud de sus seguidores”, asegura Ricardo Mariscal.
El decálogo propuesto por #SaludsinBulos aborda, entre otros asuntos, el autocuidado excesivo, critica el humor “inoportuno y violento” y aconseja olvidarnos del concepto de la felicidad extrema.
Diez consejos ante la positividad extrema
1. No te sientas culpable si no eres capaz de querer incondicionalmente a los demás
El primer punto del decálogo recomienda no sentirnos culpables si no somos capaces de querer incondicionalmente a todo el mundo. Las reconciliaciones son un punto fundamental para los divulgadores del pensamiento positivo extremo, pero para los psicólogos expertos “hay situaciones difícilmente perdonables y hay contactos que están mejor sin reiniciarse”.
En este sentido, a pesar de que la reconciliación es la salida más bonita y correcta, no siempre es posible ni es lo más sano para nuestra salud mental.
2. Hay sucesos terribles y no se pueden negar
En el mundo y en nuestra vida existen muchas tragedias e injusticias en las que no cabe la positividad extrema. “¡Cuidado con quién etiquete tu actitud como ‘terribilis’!”, aseguran los expertos.
Además, con la negación de la realidad corremos el riesgo de despreciar o minimizar el sufrimiento de quienes nos rodean.
3. Las quejas son normales
Las personas que rechazan toda queja viven paradójicamente en un infierno de represión y sienten que su comportamiento resulta artificial. Los especialistas de #SaludsinBulos recomiendan quejarse y hacerlo, si es posible, con elegancia o incluso con humor.
4. No te obsesiones con el diálogo interno
La mayoría de las “afirmaciones positivas” resultan falsas y postizas. La experiencia clínica demuestra que aumentar la autovigilancia del diálogo interno y caer en ritualizaciones suele traer más problemas que soluciones.
5. Las personas que merecen la pena mantienen la reciprocidad
La idea de que no te debe importar cómo te trata la gente es una de las más peligrosas y dañinas que predica el pensamiento positivo extremo. Si queremos un mundo mejor tenemos que priorizar cómo tratamos a los demás y atender a cómo nos tratan.
6. Olvídate de la felicidad
El término felicidad no es unívoco ha ido cambiando según la historia. Probablemente, cuando más feliz eres menos te das cuenta de que lo estás siendo. Según el pensamiento positivo extremo la felicidad oscila entre predicar una humildad extrema y los placeres hedonistas o el endeudamiento, ambas posturas artificiosas que no contemplan situaciones y circunstancias.
7. El autocuidado excesivo es narcisista
Si ves a gente que habla todo el rato de autocuidado y que lo usa como un comodín para despreciar cualquier demanda, es una trampa.
8. Para que sea humor debemos reírnos todos y para que sea amor no debe doler
El pensamiento positivo extremo predica el humor inoportuno y violento. Incluso te dicen que hagas bromas cuando discutes con tu pareja. En lugar de eso, los expertos aconsejan escuchar y atender
al contexto, y sobre todo buscar el momento oportuno para no herir a las personas.
9. El trabajo no necesariamente es divertido
No se puede hacer todo en clave de diversión, eso hace que paradójicamente nada lo sea. El trabajo tiene momentos difíciles y es mejor aceptarlo así.
10. Quererte incondicionalmente no es autoestima.
Parece atractivo, adecuado y necesario, pero la Psicología sostiene que la autoestima no consiste solo en lo que piensas de ti. Este mantra es uno de los más peligrosos puesto que supone atribuir envidia o ignorancia a toda crítica y hay críticas tremendamente acertadas que nos permiten mejorar. No hay autoestima aislada.