La tacañería política

La tacañería política

La tacañería política

Santiago Estrella Veloz

Hace unos años me encontré con una figura pública de alto copete, con la que entablé una amable conversación política que por poco termina en un desagradable incidente.

El caso se debió a que ese ciudadano se atribuía el mérito de haber auspiciado una obra pública de gran impacto a favor de las comunidades campesinas, mientras yo sostenía que ese honor correspondía a su antecesor. El hombre no me llamó mentiroso de casualidad, pero insistió en que era el autor de la obra, cuando simplemente la inaguró, pues la encontró hecha.

Sin dudas se trató de una tacañería política, tal como sucede ahora cuando se enjuicia la labor del presidente Danilo Medina, que aunque personalmente no me simpatiza, quizás porque nunca lo he tratado, tiene irrefutables aciertos en cuanto a obras que benefician a los menos pudientes de nuestro pueblo, algo por lo que muchos dominicanos y dominicanas lucharon, aportando su sangre generosa.

Los políticos que adversan a Medina nunca le reconocen nada positivo, excepto el expresidente Hipólito Mejía, quien con justa razón consideró como una obra “profundamente humana” el habitacional que construye el Gobierno para alojar a gente pobrísima que vive en el lodo, a orillas del río Ozama, en un sitio llamado La Barquita de Santa Cruz.

Eso me recuerda el trato que siempre dio la oposición a Balaguer. Solo le reconocían, a regañadientes, que detuvo la deforestación. Pero nunca elogió la construcción de las presas de embalses, hospitales, escuelas, avenidas, multifamiliares, carreteras, caminos vecinales, centros deportivos y otras obras de interés social.

Hoy, igual que antes, con su tacañería política la oposición es incapaz de señalar como buena una sola obra de Medina. Me resisto a creer que todo lo que ha hecho en cuatro años es malo.
Espero la andanada. Tengo menudo para devolver.



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