La sucesión está definida

La sucesión está definida

La sucesión está definida

Rafael Ramírez Ferreira

Porque… “Nos engañamos para acallar nuestras

Conciencias, aun sin poseer virtudes”

La batalla más difícil la tengo

Todos los días conmigo mismo.

N. Bonaparte.-

         Cuesta mucho y se dilata mucho más hacer, decir o escribir sobre cosas que en verdad no deseas hacer. No por ningún temor o aprehensión oculta, no señor, simplemente por delicadeza, por respeto bien merecido y sobre todo, consideración hacia alguien o algo que en realidad estimas. Es pensar y parodiar lo dicho por Heródoto, que el más grande infortunio de la Humanidad es que tenemos conciencia de mucho y control de nada.

Solo nos queda un decir, un suspiro sin sentido o hacer simples divagaciones sobre hechos que vemos y sentimos, solo eso. Unas semanas atrás, un distinguido analista político, empresario y periodista exitoso, escribió que “Leonel es la derrota” y aun sin ser político y mucho menos pertenecer a partido alguno y en adición, sin tener las más mínimas condiciones para serlo, osamos decir lo mismo escuchado y sabido por muchos desde el año 1997, que de no presentarse un hecho traumático o catastrófico en el país que cambiara el accionar de los políticos, Leonel Fernández seria Presidente de la Republica muchas veces.

Y añadimos luego, que lo sería el 2016 y si no se le hubiese cruzado en el camino el Presidente Danilo Medina, continuaría en el 2020. Que del 20 al 24 pertenecía a Danilo, teniendo en cuenta sin descuido alguno, las aspiraciones de la Vice-presidente. Siempre y cuando, reiteramos, en ese trayecto que falta y debido al desgaste natural que causa el poder y al accionar de los malos y corruptos funcionarios o, el difícil surgimiento de algún tipo de partido de oposición que utilice un lenguaje no engañoso, que no solo proponga, sugiera, argumente o hablen de proyección sin ningún tipo de responsabilidad, entonces, en el 2024…¡Vuelve Leonel!

Y no hay que ser inteligente, solo desapasionado para darse cuenta de lo que hemos expuesto. La lógica, esa forma sutil de argumentar la verdad y la misma razón, simplemente nos dicen que no hay a la vista obstáculo que se interponga en esto. No hay oposición política. Los llamados a serlo, cada uno anda por los aires respirando individualmente, sin que cedan un ápice en sus aspiraciones personales y esto, como verdad de acuño, solo encumbra cada día más al León, que si sabe de eso.

En cuanto a mi amigo periodista, solo puedo sugerirle que guarde esta divagación y deje pasar el tiempo y si aún estamos vivos, entonces me llame. Así de simple, porque Leonel no se ha quemado en ningún examen, más bien, creo que ha dejado preguntas sin responder muy a propósito. Demasiado León para confundirlo con un simple gatito o estudiante de primaria.

Leonel es una bestia política que ha sabido poner las fichas en el tablero político donde le ha venido en ganas. Por eso domina en el juego político, aunque el fanatismo de muchos no le permita ver quien domina y manda en el terreno, ya que es dueño del estadio; del reglamento del juego; de las bases, pelotas, guantes y por demás, de los árbitros y eso significa, que participa el jugador que él quiera, aunque el jugador se crea que juega por sus méritos… ¡no señor! Juega porque a Leonel le da su bendita gana.

Y no estoy juzgando sus gobiernos, ni que sea santo o diablo,  a lo que nos referimos, es que ahora  solo hablamos de que se ha sacado de la pobreza a equis cantidad de miseriosos pero, todo sigue igual, todo son palabras sustentadas en estadísticas mal maquilladas, algo así como lo hacen las prostitutas baratas, todo son palabras huecas, engañosas . Lo que nos hace recordar a Charles de Gaulle cuando expresó que como los políticos nunca creen lo que dicen, se sorprenden cuando alguien si lo cree.

Lo que sí sabemos es que nadie, ante tantas malas cosas juntas que padece este pueblo, nos haya ofrecido alguna solución en concreto para ponerle fin al desmadre institucional que nos hunde cada día más en el desorden, en el caos, ya sea en el tránsito, la inseguridad ciudadana, en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, donde los guarda espaldas y espalderos se han constituido en un parasito maldito que carcome lo mejor de ellas, tal y como hacen los políticos en la inmensa mayoría de las instituciones del Estado. Lo que nos lleva hacia Jorge Luis Borges para decir: “Creo que con el tiempo, mereceremos no tener gobiernos”. Creo que tampoco perderíamos mucho. ¡Si señor!



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