Santo Domingo. Desde antes de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, la Silla Presidencial fue uno de los principales símbolos del poder político en República Dominicana. Su presencia en actos oficiales y actividades públicas acompañó a los distintos mandatarios como parte del ceremonial del Estado, marcando una diferencia visible entre el presidente de la República y el resto de los ciudadanos.
Más allá de su función práctica, la Silla Presidencial cumplió un rol simbólico dentro del protocolo oficial, al representar la autoridad, la jerarquía y la investidura del cargo. Su uso constante y su diseño imponente la convirtieron en una extensión reconocible dentro de la escenografía del poder político dominicano.
Durante la dictadura de Trujillo (1930-1961), un período caracterizado por el fortalecimiento de símbolos asociados al culto a la personalidad y a la exaltación del poder presidencial, la silla fue elaborada en caoba centenaria, con forro rojo intenso, detalles dorados y el Escudo Nacional tallado en la parte posterior, concebida para destacar la figura del gobernante en cualquier escenario.
Durante esa etapa, la Silla Presidencial acompañaba al jefe de Estado en prácticamente todas sus actividades oficiales, tanto dentro como fuera del Palacio Nacional. Su traslado llegó incluso a requerir de un equipo militar exclusivo, encargado de su custodia y transporte, lo que reforzaba su estatus como un elemento central del protocolo presidencial.
Continuidad tras el fin del trujillismo
Tras la caída de la dictadura, el uso de la Silla Presidencial se mantuvo como parte de la tradición institucional. Presidentes como Joaquín Balaguer, Antonio Guzmán Fernández y Salvador Jorge Blanco continuaron utilizándola en actos públicos y ceremonias oficiales.
Durante los gobiernos de Leonel Fernández e Hipólito Mejía, la silla era transportada en un camión cerrado del Cuerpo de Ayudantes Militares, cuando el presidente encabezaba actividades fuera del Palacio Nacional. Este hecho evidenciaba que, aun en contextos democráticos, el objeto seguía siendo tratado como un símbolo indispensable del cargo.
Con el paso de los años, el significado y la necesidad de la Silla Presidencial comenzaron a ser objeto de cuestionamientos. En un contexto de mayor demanda ciudadana por transparencia, cercanía y austeridad, el uso de símbolos asociados a la ostentación perdió relevancia dentro del ejercicio del poder.
Durante la gestión de Danilo Medina, se registraron las primeras señales de cambio, al reducirse su uso en actos públicos. Aunque la Silla Presidencial no desapareció completamente, su presencia se volvió menos frecuente.
La ruptura definitiva en la actual gestión
El cambio más significativo se produjo con la llegada al poder del presidente Luis Abinader, quien ha prescindido del uso de la Silla Presidencial en la mayoría de las actividades públicas. En reuniones, inauguraciones y actos oficiales, tanto dentro como fuera del Palacio Nacional, el mandatario utiliza sillas comunes, similares a las del resto de los participantes.
Solo en ceremonias estrictamente protocolares, como la entrega de cartas credenciales o juramentaciones oficiales, se ha observado el uso de la tradicional silla dorada con forro rojo.
Actualmente, la Silla Presidencial se conserva en los salones oficiales y protocolares del Palacio Nacional, como el Salón de las Cariátides, el Salón Verde, el Salón de Embajadores y el Despacho Presidencial, donde forma parte del patrimonio histórico e institucional del Estado dominicano.
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Joan Vargas
Joan Kennedy Vargas, periodista dominicano. Cubre la fuente de la Presidencia de la República, Policía, Fuerzas Armadas y DNCD.