A propósito de que recientemente se han producido las mayores protestas contra el gobierno de Cuba y su revolución en los últimos 60 años, creo oportuno referirme a lo que hace mucho he venido proponiendo para su relanzamiento.
Aunque es un problema interno del pueblo cubano, tanto de los que están en la isla, como los de la diáspora, de manera especial la que está en Miami, EEUU, como ciudadano del mundo que desea lo mejor para todos los pueblos, me atrevo a sugerir para Cuba una revision de su Revolución.
Cuando Raúl Castro asumió el Gobierno en Cuba, dio algunos pasos en ese sentido, comenzó con medidas económicas. Hace unos años el gobierno de Cuba anunció el fin del igualitarismo salarial en la isla y anunció nuevas medidas para resucitar la economía, lo que parece ser son pasos encaminados hacia un conjunto de reformas económicas que el pueblo cubano está esperando hace mucho tiempo y que sin lugar a dudas, necesita. En China, en diciembre de 1978 Deng Xiaoping formuló sus ideas de lo que debía ser un socialismo con peculiaridades chinas, un socialismo de mercado con ciertas libertades que permitieran el aumento de la productividad. Descentralización económica, apertura al exterior, importancia de la ciencia y la educación, fueron medidas concretas que se tomaron.
Yo entendí en su momento que Raúl Castro sería a Cuba, lo que Deng Xiaoping fue a China. Se podían ver pancartas en Cuba, con la foto de Raúl y el siguiente mensaje: “para tener más, hay que producir más”. Parece que estaba comprendiendo, que para poder distribuir y brindarle a cada cubano mejor calidad de vida, se necesitaba primero producir y que para producir se precisa dar un nuevo rumbo a la economía. Todo ese proceso que inició Raúl Castro se detuvo, por muchas razones, entre ellas el papel de EE. UU. y el ascenso al poder de Miguel Díaz Canel, no obstante, creo que hoy más que nunca necesitan dar pasos concretos hacia la nueva Cuba.
Si le ha dado resultados a China, ¿por qué no hacerlo en Cuba? Ha llegado la hora de un “Socialismo con Peculiaridades Cubanas”, de su segunda revolución, o sea, la económica, sin abandonar radicalmente la primera revolución, o sea, la política, con la particularidad y diferencia con respecto a China, de que su transición hacia la llamada democracia electoral, debe ser más corta. Adelante.