¿Cumplen nuestras universidades con su papel esencial de formar hombres y mujeres con sentido social?
Siguiendo el sentido del artículo anterior, quiero que nos enfoquemos en la RSC de las universidades en sentido general y particular de las nuestras.
Son muchas las definiciones sobre el papel de las universidades, y el más aceptado por todos es que son las instituciones responsables de preparar los hombres y mujeres de ciencia para servir profesionalmente a la sociedad en sus demandas y necesidades. Lo que a mi entender no es suficiente, por el papel que deben jugar los profesionales como líderes para la orientación de una sociedad que requiere de desarrollo sostenido y paz social.
Las Universidades deben ir más allá de preparar profesionales, deben tener como objetivo, la formación de ciudadanos con valores y con la capacidad de darse asimismo orientación, direccionalidad y propósitos comunes, para no solo servirse, como sucede con la mayoría de nuestros profesionales, servir también de renovador de su entorno.
Nuestras Universidades, deben estar conteste con el compromiso de que los hombres y mujeres que entreguen a la sociedad sean capaces de enriquecer el capital social de la misma.
Ahora bien, para ello necesitamos tener no solo las intenciones, la teoría y las leyes que nos designan la tarea, también necesitamos de formadores capaces, tarea que deben asumir nuestras autoridades con la vigilancia y evaluación del producto que está saliendo de nuestras casas de estudios, y principalmente de la universidad del Estado y de aquellas que reciben presupuesto de nuestros impuestos.
Los cambios van muy de prisa, la tecnología, las inmigraciones y el cambio climático están imponiéndole mucho estrés a las sociedades, y con ello la falta de equidad social, esta aumentando la desigualdad a niveles no esperado, y son los profesionales e intelectuales, juntos con las universidades, que debieran asumir la mejor parte de la confrontación a estos males viejos y nuevos y los que indudablemente vendrán.
Verifiquemos pues, si nuestras universidades cumplen con sus RESPONSABILIDADES SOCIALES, y si sus autoridades y educadores tienen la formación y el compromiso de asumir su rol, porque el tiempo es un gran dictador y se nos está agotando la paciencia en la búsqueda de salidas a los grandes males, que ante la incapacidad, desidia y mediocridad de nuestros “líderes”, nos empujan las circunstancias.