Esta semana arrancó la 1ra. Semana Dominicana en Qatar con una muestra de 25 obras maestras de la pintura dominicana en la aldea cultural “Katara”.
Con salones para exhibiciones y tiendas de artesanía, institutos de arte y de cine, salas de conciertos y de ópera, tiendas de alta costura, sala de subastas, un anfiteatro y exquisitos restaurantes con la mejor gastronomía, Katara es representativo de la Doha de hoy: una ciudad del conocimiento en el centro del golfo pérsico, con anfitriones generosos, locales fabulosos y un público ávido de sumergirse en la producción cultural de otros países.
Por las restricciones al transporte internacional derivadas del COVID-19, las obras se presentan como reproducciones fotográficas captadas a la mayor resolución posible e impresas en tela.
La mayoría de los artistas representados en la muestra nacieron en la República Dominicana. Otros vinieron como refugiados de guerra. Ninguno pudo evitar embriagarse de la intensidad caribeña de nuestros tonos, las sutilezas de nuestros sentimientos y el espíritu de los tiempos que les tocó vivir en nuestra República del Color.
Para el público esta es una oportunidad única de disfrutar de nuestra creatividad, acrisolada en un país que es ya de por sí famoso por su música, sus paisajes y sus áreas protegidas —con más de siete mil especies endémicas—, sus infinitos kilómetros de arenas blancas bañadas por aguas color turquesa y, sobre todo, por su gente encantadora que sabe trabajar duro sin dejar de pasarla bien. Quizás por eso 98% del turismo que nos visita regresa cada vez, otra vez.
La muestra habría sido imposible sin que el Canciller Roberto Álvarez y la ministra de Cultura Carmen Heredia de Guerrero —asistida por su directora internacional, Liza Álvarez— permitieran organizarla inmediatamente después de la toma de posesión del presidente Luis Abinader, primer descendiente de inmigrantes libaneses en alcanzar nuestra Presidencia constitucional.
Danilo de los Santos y Maryloly de Severino, dedicaron parte de sus vidas —idas a destiempo— a la comisaría de esta, la última muestra que organizaron junto a Marianne de Tolentino, directora del Museo Nacional de Bellas Ares y a Myrna Guerrero Villalona, directora del Museo Bellapart.
Gracias a los aportes, inagotable energía, rigor documental y vastos conocimientos de este grupo insuperable de comisarios tenemos las descripciones de las obras y las biografías de los artistas incluidas en el extenso catálogo en español, traducido al inglés y al árabe por Marie Benzo y Emna Ben Ali y diagramado por Mariely Mejía.
Confío en poder proyectar el documental del mismo nombre producido por Héctor Montás y Fior de Valdez en futuras ediciones de esta muestra.
Los museos de Arte Moderno —representados por Federico Fondeur y su predecesora María Elena Ditrén— Bellapart, Fernando Peña Defilló y del Louvre; los coleccionistas César Miguel y la familia Haché-Núñez; y los artistas o sus herederos nos permitieron generosamente exhibir sus obras.
Y por último el Dr. Khaled Al-Sulaiti, director de Katara y su directora internacional, Maryam Al-Saad, apoyaron esta iniciativa con entusiasmo desde el primer día.
Reciban todos mi agradecimiento sincero.