La reelección durante un largo trayecto de la historia dominicana dejó profundas heridas en la sociedad, a tal punto, que por un largo período fue soporte fundamental de los argumentos en defensa a la democracia del doctor José Francisco Peña Gómez, principal líder opositor.
Esa resistencia tajante a la reelección hizo que sus contrarios, militantes en su mayoría en el partido de Joaquín Balaguer, proclamaran el slogan que gritaban a todo pulmón, que“ lo bueno no se cambia”.
Con el tiempo, la oposición a ese método, que consiste en que un ciudadano pueda repetir en la posición que ocupa por la vía de elecciones libres, se ha ido reduciendo, por lo menos para aspirar a otro periodo consecutivo, objetivo que solo alcanzaría si la mayoría entiende que lo está haciendo bien.
En el plano político, al igual que en otros sectores, el deportivo no escapa, siempre se ha sostenido que cuando se alcanza “la ñoña”, nadie quiere abandonarla, porque muy pocos resisten dejar el poder sin lanzar aletazos.
Hay casos de sobra de que la reelección muchas veces es beneficiosa, y una muestra de ello, es la del ingeniero Manuel Estrella, quien por pedido unánime de todos los involucrados seguirá al frente de la Liga de Fútbol por los próximos dos años, tras realizar una labor que elevó con la calidad y el seguimiento de esa disciplina, tras mucho tiempo de estancamiento .
Ese solo ejemplo demuestra que la reelección en sí no es dañina, siempre que quien ejerza el poder tenga buenas intenciones y trabaje para el bien de toda la colectividad.
Y finalizar con otro dicho que muchos toman bien en serio de que » no se debe cambiar de caballo cuando se está vadeando un río».