La reconciliación para la paz

La reconciliación para la paz

La reconciliación para la paz

Altagracia Suriel

A propósito de las muertes por parqueos y la violencia motivada por el odio o la ira, hay que tener presente la reconciliación como uno los valores más trascendentes para el ser humano, porque es la antesala de la paz.
No se puede construir una sociedad libre de violencia si se aclama y se practica la ley de la venganza. Los ajustes de cuentas, la hostilidad frente al otro o entre grupos solo termina cuando aflora el perdón y la reconciliación entre las partes en conflicto.

La reconciliación no es solo un valor religioso, es también un valor político. En la mayoría de los países en los que han existido conflictos por motivos raciales, colonialismos o totalitarismos, para lograr el tránsito a la democracia ha sido necesario establecer procesos de reconciliación que parten de esclarecer los hechos dañinos que han ocurrido, en algunos casos aplicar justicia restaurativa entre las partes afectadas e iniciar procesos de paz sostenibles.

El ejemplo más paradigmático de reconciliación a nivel político lo tenemos en Sudáfrica con la eliminación del apartheid. El lema de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación que se estableció en ese país fue «sin perdón no hay futuro, pero sin confesión no puede haber perdón».

El perdón a veces puede parecer absurdo o hasta cuestionarse, pero la historia ha demostrado que en momentos de crisis extrema enfocarse en el odio genera más problemas que soluciones.

En el caso concreto del fin del apartheid, el mayor ejemplo de reconciliación lo dio justamente el líder Nelson Mandela. Él demostró que promover la reconciliación política en medio de un conflicto era el único camino posible para la paz y el desarrollo de su pueblo.

Después de 27 años privado de libertad por oponerse a la segregación racial, Mandela expresó que la única forma de liberarse era perdonar a sus opresores. Si seguía odiando seguiría preso de sí mismo. Su expresión: “El perdón libera el alma, hace desaparecer el miedo. Por eso el perdón es un arma tan potente”, resume su convicción sobre la reconciliación.