La realidad contra los sueños

La realidad contra los sueños

La realidad contra los sueños

Santiago Estrella Veloz

Los dirigentes políticos dominicanos parece que aprendieron a hacer fraudes después de las elecciones de 1962, cuando ganó Juan Bosch.

Entonces no se puso en práctica la compra ni la oferta de votos; los aspirantes a la Presidencia no descalificaban al adversario, ni había dudas en cuanto al conteo de los sufragios, ni hubo muertos ni heridos, ni se hicieron encuestas, ni se incendiaron locales de la JCE. Y eso, que estábamos más atrasados.

Hoy día es al revés.

En las recientes elecciones hubo muchas fallas, algunas de ellas muy serias y otras exageradas por la oposición, cuyos líderes desearían nuevas elecciones. Este gobierno termina su mandato constitucional el 16 de agosto. Siendo razonables, ¿habría tiempo para organizar nuevos comicios?

¿Con cuál Junta Central Electoral? ¿Con la actual o la que se elija luego de un largo proceso de negociaciones, en el que cada grupo quiere tener un representante? ¿Qué explicación podría dárseles a los gobiernos que, con sistemas políticos diferentes, como Estados Unidos y Venezuela, felicitaron al presidente Medina como ganador? ¿Se les diría simplemente “muchas gracias, pero no ganamos”?

La oposición todavía no se da cuenta de que este es un mundo de realidades. Soñar es otra cosa. Pero no: solo aceptamos las cosas que nos favorecen.

La elección de un nuevo alcalde opositor en Santo Domingo es aceptada sin chistar; ahí no hubo fraude.
El fraude se produjo donde los candidatos perdieron.

Otro punto es el silencio guardado por la oposición. Ninguno de sus líderes, que yo sepa, ha repudiado los actos terroristas contra locales de la JCE, ni han hecho un llamado para que sus partidarios se calmen y eviten más derramamiento de sangre.

Es lo contrario: siguen con su agitación, que podrían lamentar más temprano que tarde.



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