París.- La protesta de los chalecos amarillos en Francia registró hoy una bajada significativa de participación en su quinta edición consecutiva, en la que aunque hubo algunas cargas policiales no se registraron las escenas de guerrilla urbana de convocatorias anteriores.
A la espera de los datos definitivos del Ministerio del Interior, en toda Francia hubo a media jornada 33.500 manifestantes, y solo en París, 2.200, frente a los 77.000 y 10.000, respectivamente, de hace siete días. También menor fue el número de detenidos a esa hora.
La Prefectura de Policía de París indicó que fueron arrestadas en la capital 95 personas, 63 bajo custodia, frente a las 598, de las cuales 475 bajo custodia policial, de la semana pasada.
La posibilidad de que se repitieran altercados hizo que el Ejecutivo francés movilizara a 8.000 agentes y 14 vehículos blindados en París, una cifra similar, y 69.000 en todo el país, 20.000 menos.
Los Campos Elíseos y la Plaza de la Ópera Garnier, epicentros de la protesta parisina, estuvieron especialmente vigilados, con registros en los accesos y el cierre de las líneas de metro aledañas y de algunos museos y comercios por seguridad.
La de hoy era una jornada clave después de que el presidente, Emmanuel Macron, anunciara este lunes un conjunto de medidas para mejorar el poder adquisitivo de los ciudadanos que le costarán a las arcas públicas unos 10.000 millones de euros.
Un alza de cien euros mensuales del salario mínimo, la anulación de la subida de las cotizaciones para las pensiones inferiores a los 2.000 euros, la exención de impuestos y de cotizaciones para las horas extra y la petición a las empresas de una prima voluntaria de “fin de año” forman parte de las concesiones.
“Migajas”, denunciaron hoy los manifestantes, que en sus panfletos subrayaron que “quien siembra miseria cosecha cólera».
Los “chalecos amarillos”, que mantuvieron su primera protesta nacional el 17 de noviembre contra el aumento de la tasa sobre el carburante, ya anulado, han sumado reivindicaciones como una bajada de los impuestos sobre los productos de primera necesidad o un “referéndum de iniciativa ciudadana».
“Exijamos el derecho de votar nosotros mismos nuestras leyes para que sean más justas y estén basadas en la voluntad del pueblo”, dice ese último reclamo, acompañado hoy de nuevo de lemas como “Macron, dimisión».
El presidente consideró este viernes, en rueda de prensa posterior a la cumbre europea de Bruselas, que ha oído “de forma sincera” lo expresado en las calles y ha aportado respuestas a corto plazo y “a través de la voluntad de la organización de un diálogo y de una mayor vitalidad de nuestra democracia».
A ello se añade la confirmación, difundida ayer, de que el aumento del 0,4 % previsto para los salarios de los funcionarios a partir de enero no se aplicará a los del jefe del Estado, el primer ministro y los ministros.
El portavoz gubernamental, Benjamin Griveaux, les había pedido anular la protesta ante la situación excepcional que vivía el país, en alerta máxima tras el atentado del martes en Estrasburgo, con cuatro muertos y 12 heridos, perpetrado por un yihadista que fue abatido el jueves.
Pero superado ese episodio, los “chalecos amarillos” dicen estar dispuestos a continuar la protesta. “Seguimos por nosotros y por el futuro de las próximas generaciones”, resume a EFE Jérôme Jumeaux, llegado del departamento de Seine et Marne, en las afueras de la capital, que prevé participar en la sexta, el próximo sábado, cuya convocatoria ya circula por las redes sociales. Como el sábado pasado, la tensión comenzó a aumentar al final de la jornada.
“Las fuerzas de seguridad están agotadas. No solo están movilizadas en todos los frentes, sino que también quedarán en gran parte excluidas de las medidas destinadas a mejorar el poder adquisitivo”, dijo hoy en “Le Figaro” el dirigente del sindicato policial Synergie-Officiers, Patrice Ribeiro. El impacto también se ha notado en el sector comercial.
El presidente de la Confederación de Comerciantes de Francia, Francis Palombi, consideró que está siendo “una verdadera catástrofe”, con una caída de la facturación de entre “el 40 y el 70 %”, según el gremio.