Pornografía es la exhibición de contenido erótico con la intención de excitar y despertar apetitos sexuales que pueden llevar a la persona a depender de ella en la medida en que se consume.
En realidad, es un mundo de fantasías, llevando a los individuos a condicionar sus ideas sobre la intimidad sexual y a esperar respuestas soñadas pero irreales en su desempeño sexual que podrían frustrarlos cuando no son conseguidas.
Investigaciones afirman que la constante y continua exposición a material porno puede inhibir el deseo de la persona de mantener cercanía física y conseguir gratificación con su compañero sexual y a vivir en un mundo irreal en el que las comparaciones pueden hacerse habituales, haciendo de su vida sexual un desastre.
Una persona que se acostumbra a ver escenas porno para excitarse, pasa por varias fases.
Primero las imágenes que observa se fijan en su mente y se vuelve adicta a este material, luego lo que lo excitaba en principio ya no le produce la misma sensación y necesita cada vez mayor cantidad de material y contenidos más fuertes, luego se desensibiliza y lo que era chocante y producía culpa o repulsión ya no, porque comienza a aceptarlo por hábito de exposición y costumbre y luego la persona empieza a actuar en consecuencia de lo que ha visto, queriendo imitar lo visto y aprendido.
Hay que tener en cuenta que generalmente el uso de la pornografía comienza por curiosidad y puede llegar a terribles consecuencias.
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