Cuando el actual Pleno de la Junta Central Electoral dio a conocer su errónea decisión de arrumbar los escáneres para conteo electoral que le costaron a los contribuyentes dominicanos unos 30 millones de dólares, sin proponérselo, también dieron a conocer simpatías políticas sectoriales y antipatías políticas sectoriales, las que expusimos en nuestro artículo electoral anterior, y gracias al Presidente del Pleno de la JCE ahora se acaba de reconfirmar con la respuesta acelerada de que unas primarias abiertas le costarían al país más de 5 mil millones de pesos, sabiendo él, y todo el país, que las concurridas pasadas elecciones generales nacionales costaron 3,500 millones de pesos, y que en elecciones primarias no participaría más del 20% de la población que participa en las elecciones generales nacionales porque el interés en primarias partidarias nunca es, ni será, el mismo interés de las elecciones generales nacionales con objetivos presidenciales.
En un país donde casi todos somos fanáticos del béisbol profesional de otoño-invierno, todos sabemos que a los juegos de la serie regular nunca asiste más del 20% de la gente que asiste a los juegos de la serie final porque el interés y el entusiasmo en los juegos regulares no son los mismos que en los juegos finales, y todo el país lo sabe porque en los juegos regulares las boletas se venden baratas y los estadios están vacíos, mientras en los juegos finales de la serie final las boletas se venden súper caras, y aun así se agotan de forma anticipada, y en los estadios no queda un asiento vacío, y es que como bien dice la gente los dominicanos están muy al pendiente de «la pelótica y la política» y saben bien que el interés inicial nunca es igual al interés final. Primarias partidarias y elecciones presidenciales no son la misma cosa.
Unas primarias nacionales simultáneas con una concurrencia máxima equivalente al 20% de la concurrencia a las elecciones generales nacionales implicaría movilizar no más del 25% del personal que la JCE moviliza para las elecciones nacionales, por lo que el gasto total no ha de superar los 1,000 millones de pesos, lo que indica que el cálculo de más de 5 mil millones de pesos que le hicieron y le entregaron al Presidente del Pleno de la JCE está multiplicado, e inflado, por 5, quizás para atemorizar a los legisladores que simpatizan con unas primarias abiertas con las cuales evidentemente no simpatiza el Pleno de la JCE, siendo muy notorio que el Pleno de la JCE ha querido influir en los legisladores para que rechacen la propuesta de primarias abiertas y esa no debe ser la función de una Junta Central Electoral que al parecer está confundiendo la pelótica con la política.
