La política económica y la actividad económica

La política económica y la actividad económica

La política económica y la actividad económica

Daris Javier Cuevas.

Con cierta frecuencia se plantea la idea de que de las riquezas naturales es que depende el progreso social y económico de un país, lo cual es una media verdad si apelamos al criterio de que existen dos variables poderosas que juegan un rol supremo en el mismo, tal como lo son la política económica y el rendimiento de los habitantes en el proceso productivo. Este razonamiento se derivada de la sabiduría popular de que cuando no se sabe donde nos sentamos, tampoco se tiene idea de donde estamos.

Desde la esfera oficial burocrática se ha hecho costumbre construir narrativas e historietas para tratar de convencer con apasionamiento a la población de un mundo imaginario de que todo anda muy bien, cuya finalidad es que las personas terminen creyendo las fábulas pintadas y todos se estacionen en las mismas. Las fantasías contadas procuran que los ciudadanos olviden el malestar que los rodea, los detalles del mismo y las causales que los generan, principalmente, el exceso del gasto público que se traducido en un déficit fiscal e impactando en el endeudamiento público.

Bajo los criterios planteados reside la importancia de entender la política económica en la inteligencia de que esta hace referencia a todas decisiones y acciones que toma el gobierno en el ámbito económico de un país. Esto significa que el gobierno a través de la política económica incide y controla la actividad económica cuya finalidad es favorecer el buen funcionamiento de la economía, impulsar el crecimiento económico y comprometerse con la estabilidad macroeconómica.

La literatura económica sugiere que para lograr una efectividad de la política económica, el gobierno está obligado a poner en marcha acciones y estrategias sustentadas en el uso prudente y racionar de múltiples instrumentos con la finalidad de incidir en una expansión dinámica y sostenible de la actividad económica, colocando en el epicentro frenar las presiones inflacionarias y mitigar los desequilibrios del sector externo. Planteado de esa manera, se puede interpretar que el ámbito de la política económica abarca todas las políticas macroeconómicas que diseña y ejecuta el gobierno, en particular, con una combinación de las políticas fiscal y monetaria, con una visión de corto y mediano plazo.

En ese contexto el diseño de la política económica ha de plantearse objetivos bien definidos como son la estabilidad y la sostenibilidad apoyados en la productividad, la competitividad, la innovación y la equidad como soporte del dinamismo exigidos para la actividad económica. Pero lo cierto es que para alcanzar estos objetivos se requiere que el gobierno utilice dos poderosas herramientas de la política económica tales como la política fiscal, la cual obliga a una correcta gestión del gasto publico y de los ingresos públicos mediante las recaudaciones y la política monetaria, cuya responsabilidad es controlar la masa monetaria y con ello garantizar la estabilidad de precios e incidir en el crecimiento económico.

Entre las principales características que ha de exhibir la política económica es que esta debe preservar un alto grado de integración, coherencia y coordinación entre las medidas monetarias y fiscales para poder alcanzar los objetivos que se plantee ya sea coyuntural o de corto plazo y estructural o de largo plazo. En el corto plazo estos objetivos están definido por el crecimiento del PIB, estabilidad de precios y disminución del desempleo; mientras que, en el largo plazo, resaltan el desarrollo económico, mitigación de la pobreza, la equidad en la distribución de la riqueza, seguridad de abastecimiento, protección de la industria local y la satisfacción de las necesidades colectivas.

Alcanzar los objetivos coyunturales y estructurales es una tarea compleja y titánica propia del Estado, no simplemente de un gobierno, ya que la misma define el rumbo de un país que reconoce donde estamos para saber hacia donde vamos. No tan solo pensar en el cortoplacismo para evitar aplicar la sabiduría popular de que “ el que no sabe para donde va, llegó donde iba”.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD