La podredumbre cerebral

La podredumbre cerebral

La podredumbre cerebral

Daris Javier Cuevas es economista y académico.

Al resumir el año 2024 nos encontramos que para el diccionario de Oxoford el término que mejor expresa el cierre de ese año es el de podredumbre cerebral, el cual se deriva del excesivo consumo que se ha producido de material insignificante a través de las redes sociales. Por tal razón, para Oxford se interpreta que este exceso ha sido sinónimo de un agresivo deterioro del estado mental progresivo en las personas.

Los criterios en que Oxford University Press sustenta el calificativo de podredumbre cerebral es una encuesta que abarcó más de 37 mil personas, las cuales usaron de manera excesiva las vías digitales como entretenimiento.  Y que, para Oxford, el mayor daño lo produce la baja calidad del contenido y la adición que este entretenimiento ha venido provocando, impactando con un daño en la salud cognitiva de las personas.

A la Luz de la razón, el uso intensivo e irreflexivo de contenido insustancial sin sentido que invade la capacidad del juicio para pensar y concentrarse de una manera crítica, ha sido relacionado por los investigadores con una disminución de la capacidad de atención por parte de quienes navegando sin límites en las redes sociales. Pues los resultados que muestran mayor consistencia es que el exceso de consumo en los medios digitales se traduce en un fuerte debilitamiento con deterioro de la memoria y fuertes alteraciones en los procesos cognitivos.

Al ser escogida como la palabra que mejor caracteriza al 2024, según el diccionario de la Oxford University Press que en el Reino Unido es la editora más reconocida, la podredumbre cerebral tiene mayor connotación en las diferentes manifestaciones de las redes sociales, siendo Tik Tok la más invasiva que ha provocado mayor preocupación. En adición, se observa que las redes sociales han sido escogidas como un espacio para la difusión de noticias falsa o fake news, esto es, promover un seudoperiodismo cuyo objetivo es  crear incertidumbre y denigrar la credibilidad de determinadas personas, es decir, desinformar y desacreditar.

También, la podredumbre cerebral recurre al insulto sin límites, alteran y deterioran la decencia expresando su ira y frustraciones mediante el irrespeto, peleándose con un dispositivo en las manos. Es que las investigaciones de estos eventos han puesto en evidencia que la mayor tendencia se produce en los más jóvenes que tienden a navegar de manera ilimitadas en las redes sociales.

Hacia esos espacios digitales han migrado muchos gobiernos para difundir manipulaciones de supuestos logros económicos y sociales con la finalidad de generar simpatías y valoraciones inexistentes, acompañadas de encuestas fantasmas para procurar dividendos político electoral de alta factura para las finanzas públicas. Por igual, desde la esfera del gobierno se utiliza la podredumbre cerebral para gravitar en el plano del enfrentamiento entre gobierno oposición, en el cual el gobierno hace el intento de combatir a la oposición de una manera agresiva y poco democrática con ausencia de seriedad, a través de los denominados bots.

En definitiva, se asiste a un modelo de sociedad que ha sido invadida por unas redes sociales intensa, abrumadora y falta de contenido. Redes sociales que sirven para mostrar sentimientos encontrados y expresarse en memes en líneas como imagen absoluta para expresar una realidad imaginaria para imponer en la conciencia de los demás falacias y denuestos, con tendencia a viralizarse a través de las diferentes plataformas y portales.

Lo que ocurre es de tal magnitud que la cultura de la podredumbre cerebral ha ido moldeando la visión objetiva del mundo. Y es que para muchos la vida cotidiana ha de interpretarse a partir de lo que se difunde en las redes sociales, esto significa ausencia de profundidad razonable, la vida liquida y llena de falsedades sin sentido.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD

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