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La pobreza monetaria tiene rostro distinto en cada rincón del país

Eymi Silvestre Por Eymi Silvestre
La pobreza monetaria tiene rostro distinto en cada rincón del país
La pobreza monetaria son las familias que tiene ingresos insuficiente para adquirir bienes y servicios de la canasta básica.

Santo Domingo.-La insuficiencia de ingresos en las familias para adquirir los alimentos de la canasta básica sigue siendo un desafío para los sectores de bajos recursos en distintas partes del país.

A esto se suma la dificultad para acceder a servicios básicos y oportunidades, según la situación económica y social de cada región.

Un ejemplo de esa realidad la vive Yasiris Ramírez, residente del barrio Las Lilas, en la ribera del río Ozama, quien explicó que la falta de ingresos suficientes en su hogar le ha impedido cubrir necesidades primarias como la compra de medicamentos y alimentos.

Pocos recursos
Ramírez cuenta que su familia está compuesta por 12 integrantes, en su mayoría niños, y que se ha visto obligada a eliminar una comidas del día para poder suplir otras necesidades.

Dama mientras recolecta agua en un tanque de almacenamiento en un sector de SD.

En este hogar sólo trabajan dos personas, indica, cuyos empleos son informales.
En total, esta familia recibe aproximadamente RD$16,000 mensuales. Como Ramírez, en el país hay actualmente 2,049,228 de personas que aún viven en condiciones de pobreza, según el “Boletín de pobreza monetaria 2024” del Ministerio de Economía.

El ingreso promedio por persona en 2023 fue de RD$18,313 mensuales, lo que equivale a una entrada diaria de RD$610.

Otro rostro
Al igual que Ramírez, Carmen Cristina Herrera, residente en el barrio Gualey, también sobrelleva su propia realidad desde la carencia y bajos ingresos. La dama que trabaja como doméstica donde gana RD$6,000 mensuales, recursos que usa para llevar la alimentación y costear gastos en servicios de su hijo y esposo, quien se encuentra desempleado.

Contó a EL DÍA que sus ingresos no son suficientes, pero debe «ingeniárselas para llegar hasta fin de mes».

“Si aparece algo extra, yo lo hago, porque lo que gano es muy poco. Mi esposo a veces lava vehículos, pero no es mucho”, agregó.

Como Herrera, también en el sur del país decenas de familias viven en pobreza, aferradas a la esperanza de mejorar su calidad de vida.

En la comunidad Isabela, un poblado cañero de Barahona, la pobreza es tan profunda como la distancia que lo separa del desarrollo.

Allí, José Encarnación, de 76 años, cuenta que muchos sobreviven con la esperanza de un mejor día. En esa localidad, las oportunidades de empleo son casi nulas.

Los jóvenes esperan que algún propietario de terrenos agrícolas los contrate para limpiar la tierra, mientras que otros pocos siembran plátanos, guineos y yuca, vendiéndolos en zonas cercanas para sostener a sus familias.

La historia de Encarnación refleja la realidad de muchas personas en el país, quienes deben hacer malabares para cubrir sus necesidades básicas en un contexto de altos costos de vida y acceso limitado a ayudas gubernamentales.

Lucha sustento
Claudio Flete es otro ejemplo. Residente en la provincia María Trinidad Sánchez, sin empleo ni apoyo gubernamental, se dedica a comprar y vender gallinas para el sustento suyo y de su madre, de 95 años.

“En un día hago entre 200 y 300 pesos, y con eso compro algo para comer”, dijo Flete, de 48 años. Contó que sus ingresos no le alcanzan para comprar medicamentos, por lo que a veces debe recurrir a la ayuda de vecinos y familiares.

En la región este, Yaquelín Almonte también enfrenta una dura realidad. A sus 35 años, trabaja como masajista en una empresa en Bávaro, Punta Cana. Sin embargo, para laborar debe pagar 100 dólares semanales a la compañía por habitación y transporte.

Almonte, oriunda de Puerto Plata, se trasladó al este en busca de una mejor calidad de vida e ingresos. “Aquí se puede ganar bien, pero el costo de vida es muy elevado, especialmente para quienes tenemos menos oportunidades”, manifestó Almonte al señalar que lo que gana en la semana, que son entre 200 y 300 dólares, no le alcanzan para costear los gastos de hospedaje y alimentación.

Sin embargo, ve su oficio como la única forma de poder ahorrar para invertir en su propio negocio y salir de la pobreza.

Ese grupo no corrió con la suerte de las 413,686 personas que salieron de la condición de pobreza general y las 83,127 que dejaron atrás la pobreza extrema en el último año.

Ubicación

22.8% Personas en pobreza.
Residen en las zona rural, indica el “Boletín de pobreza monetaria” de Economía.

Servicios

— Costo canasta
La canasta familiar promedio cerró el 2024 con un valor de RD$46,251.42, lo que refleja un incremento de RD$1,498.55 respecto a su valor a final de diciembre del 2023, según datos del Banco Central dominicano.

*Por Eymi Silvestre/ Dilenni Bonilla

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