Uno de los grandes problemas que históricamente ha confrontando la sociedad dominicana ha sido la falta de institucionalización, planificación y proyección en aspectos básicos y de interés colectivo.
Cada administración, desde el Poder Ejecutivo, ministerios y direcciones generales, por solo citar tres casos, diseñan planes, pero cuando se produce un cambio, se dejan relegar por completo al olvido, aunque tengan importancia para el desarrollo de la sociedad en general.
Esa falta de previsión es una de las causas fundamentales del atraso o subdesarrrollo, como lo han bautizado los economistas desde el pasado siglo, del desorden que en todos los órdenes arrastramos desde hace décadas.
Definitivamente, vivimos en una permanente improvisación, porque no se respeta en lo más mínimo la continuidad del Estado, aunque hay que admitir que en algunos casos, obedece a que se implementan y programan proyectos con el único objetivo de sacar provecho grupal o individual.
Esa situación ya tiene ojo avizor a todos, porque si se analizan en una perspectiva real, habría que darle reversa a la velocidad del rayo.
Es una situación que se produce en todos los tramos del diario vivir en República Dominicana, y una muestra más que fehaciente de ello la han constituido los Juegos Nacionales que en la mayoría de sus versiones han sido el negocio más fructífero para los que han administrado recursos presupuestados y aprobados pare esos fines.
Una nueva versión de los Juegos Nacionales programados para la región de Valdesia (Peravia, San José de Ocoa y Azua), ojalá se efectúe pronto, porque esa zona necesita instalaciones, pero si se materializan, que se haga con todo el rigor y la ética que se requiere.