A escala planetaria, en la actualidad, la economía transita por un prolongado episodio inflacionario que cada vez ha ido transformado el patrón de consumo de la población ante un congelamiento y deterioro progresivo de los ingresos. Se trata de que este fenómeno macroeconómico se ha convertido en el principal problema para la economía, el gobierno y, en particular, los bancos centrales.
Cada vez los precios siguen subiendo a un ritmo constante desde el último cuatrimestre del 2021, significando esto un gran fallo para la economía, en cuanto y tanto, una inflación que persista a niveles alto, es decir, con un encarecimiento del costo de la vida general, entonces, la estabilidad se aleja. Y ha de ser así ya que, si suben los precios de manera descontrolada, ocurre que por cada peso se adquieren menos cantidad de bienes y servicios, por lo que el fenómeno de la inflación deteriora el valor de la moneda, en consecuencia, pérdida del poder adquisitivo.
Es importante resaltar que el fenómeno de la inflación implica que todos los precios de los bienes y servicios se incrementan de manera generalizada en una economía en un periodo determinado de tiempo y que está directamente vinculada con la actividad económica. No obstante, los consumidores asumen pagar los aumentos de precio en virtud de que se generan expectativas de una mejora de los sueldos y esa es la razón por la que a nadie se le ocurre la idea de suspender ir a los supermercados y a los establecimientos comerciales.
En virtud de que la inflación es un flagelo que impacta de manera directa en el bolsillo de los consumidores, una perdida del poder adquisitivo implicando esto que una mayor inflación provoca que se consuma menos con la misma cantidad. Esta situación se traduce en un deterioro de la calidad de vida que se expresa en insatisfacción cuyas consecuencias se manifiestan en lo social, psicológico y en la esfera material y estructural de los individuos.
Bajo los criterios planteados es que se ha sostenido que la inflación es el peor impuesto que recae sobre los que menos tienen, los pobres, y que en la actualidad es la mayor perturbación que afecta a la economía con graves implicaciones. Fue un exceso de confianza el criterio expuesto por los bancos centrales cuando sostenían en principio que la inflación era algo pasajero, pues olvidaron que la solución de una economía inflacionaria se ataca con medidas económicas y políticas, no siendo indiferente con el exceso de dinero en circulación para enfrentar la pandemia.
Pero es que cuando en una economía la inflación duplica la meta de inflación, entonces, existe la probabilidad de que el fenómeno inflacionario tiende a resultar mucho más persistente de lo que se esperaba. Y es por tal razón que los bancos centrales de las economías desarrolladas sostienen el criterio de que la tasa de política monetaria continuara subiendo y mantenerla hasta que la inflación subyacente sea controlada.
Llegado a este punto, es válido precisar que al hablar de inflación subyacente de lo que se trata es una cuantificación en el mediano y a largo plazo de la tendencia general de la inflación, lo cual permite excluir los factores externos y con ello medir el resultado de la política monetaria de una manera más precisa, técnicamente hablando. Tales criterios son los que explican el hecho de que en determinados periodos la inflación subyacente puede ser más elevada o más baja que la inflación general.
Pero resulta, que al excluir los factores externos que influyen en la inflación, la inflación subyacente les permite a los diferentes países medir la evolución de los precios ante los eventos inesperados, coyunturales y transitorios que perturban el sistema de precio. Pues al no incluirse en el calculo de la inflación, la inflación subyacente no recoge los productos con precios con alta volatilidad, entonces, aquí podemos encontrar un posible origen del criterio unánime de los bancos centrales al sostener que la inflación era transitoria, para luego admitir que la inflación ha sido persistente y por eso se ha recurrido a la aplicación de un endurecimiento de la tasa de política para contrarrestar la inflación.
Es oportuno tomar en consideración, con el tema de la inflación, las sabias reflexiones del premio nobel de economía, Joseph Stiglitz, de que “la mayor preocupación es que los bancos centrales reaccionen de manera exagerada, aumentando las tasas de interés en exceso y obstaculizando la recuperación incipiente”. A lo agrega que “es importante que en América Latina no se adopte la misma política, pues algunos países están aumentando las tasas de interés para absorber estos problemas, pero esto va a matar a la economía”.