Renaldo Bodden
De inmediato surgió la interrogante ¿qué acontecimiento causó mayor sorpresa e impacto, la descalificación de República Dominicana en el Clásico Mundial de Béisbol del 2009 o la derrota de España en la Copa Mundial de Fútbol Brasil 2014?
Y repito lo que dije en el programa Prensa y Deportes, que la derrota quisqueyana impactó a los dominicanos y una parte ínfima del mundo, mientras el fracaso español se esparcirá por todo el universo hasta que surja una nueva sorpresa.
El grito de los dominicanos era que se había perdido ante Holanda, nación más futbolera que beisbolera que dos años después (2011) ganó la Copa Mundial de Béisbol en una final ante Cuba, país que ha ganado el evento en 25 ocasiones.
El Clásico de Béisbol, apenas en su segunda versión, no tenía -ni tiene- el peso específico que posee El Mundial de Fútbol, evento que rueda su vigésima versión y que tiene verdadera incidencia mundial, de muchas formas.
La realidad es que España, campeón vigente hasta el 13 de julio, tendrá que ver «la coronación» desde la casa. Resignación para la consecuente comunidad española radicada en el país, entre la que cuento muchos amigos.
