El mismo día y casi a la misma hora en que Danilo Medina era juramentado -con bombos y sin platillos- como presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), a 189.5 kilómetros, en su natal San Juan de la Maguana, el presidente de la República declaraba esa provincia en estado de emergencia dada la pobreza en que vive la mayoría de su gente.
Es posible que haya sido una mera casualidad, pero hay quienes piensan que se trató de un golpe certero y muy bien calculado.
En cualquier caso, lo cierto es que el anuncio presidencial al final de un Consejo de Gobierno celebrado en San Juan cayó como un balde agua fría a la celebración morada por la escogencia, siete días atrás, de Danilo Medina como presidente del partido.
La noticia principal de los diarios del lunes no fue precisamente Danilo sino San Juan y su pobreza. ¡Qué paradoja!
Durante décadas San Juan figuró como una de las provincias más prósperas del país, y con orgullo sus pobladores la definían como “el Granero del Sur”, sin embargo, después de ocho años de gobierno de uno de sus hijos más prominentes se le ubica entre las 10 provincias más pobres. ¡Quién lo diría!
Parece que las cualidades de gran estratega que se le atribuyen al político sanjuanero se han visto menguadas desde que Leonel se le quitó del lado, desde que el partido se dividió. El fenómeno se aceleró a partir de su salida del Palacio Nacional. A fin de cuentas, parece que Medina tenía más de Nicolás y Fouché que de Sun Tzu, y que ahora, sin la grasa proveniente de la ubre del Estado los ejes de su carreta comienzan a chirriar.
En verdad no sé si es real, y efectivamente, San Juan dentro de las 10 provincias más pobres del país, sin embargo, es innegable que allí la mayoría está lejos de la bonanza de ciertos tutumpotes salidos de Arroyo Cano. Y la verdad es que declarar esa provincia como una de las más pobres justo ese día fue un golpe desmoralizante para un presidente salido de sus entrañas y que concentró en sus manos todo el poder.
Cuando Danilo llegó a la Presidencia en 2012 el Presupuesto de ese año superaba los RD$430,000 millones; y a su salida, en 2020, se acercaba a RD$1,000 millones, con un crecimiento anual superior al 5% del PIB (a pesar de que la deuda se elevaba a más del doble de ese porcentaje).
En honor a la verdad (como diría Josefa), durante los dos últimos gobiernos de Leonel Fernández, a través de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), a la sazón encabezada por Félix Bautista, comprovinciano de Danilo, San Juan se benefició de la construcción de importantes obras como la carretera que conecta con Barahona, la extensión de la UASD, INFOTEP, la reconstrucción de la catedral y tres grandes altares, uno de Las Mercedes, uno de la Altagracia y –casualmente- de San Juan el Bautista, además de amplios jardines y una torre de observación de donde se avista toda la ciudad y el valle de San Juan. Hasta una escuela donde aún no hay estudiantes.
Asimismo, ampliaron el hospital Alejandro Cabral y la avenida circunvalación con sus respectivos edificios en los alrededores; igualmente, Medina también invirtió en la provincia, pero en ambos casos se concentraron en el centro de la ciudad, mientras los campesinos languidecían en sus predios, sumidos en el olvido, lejos de los reflectores.
Pero volviendo a Danilo, bien sea una exageración o no, lo cierto es que la declaratoria del estado de emergencia de San Juan es otro jaque que empaña la imagen del ex todopoderoso.
Dicen, dicen que quien a hierro mata…