SANTO DOMINGO.-Los rápidos movimientos asumidos por algunas de las organizaciones políticas de oposición podrían tener como denominador común haber completado sus pesquisas internas o al menos adelantarlas lo más posible, para enfrentar desde mediados o finales de agosto los programas de reforma y las políticas públicas que asumirá el gobierno reelecto.
Quedó claro que no cayó bien en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) la reunión que sostuviera su candidato presidencial, Abel Martínez con el presidente Luis Abinader y la negativa de la Dirección Política de la Fuerza del Pueblo (FP) de que se produjera un encuentro similar con su líder también data sobre el tipo de comportamiento a esperar.
Los del PLD adelantaron su congreso y esperan terminar los trabajos para finales de agosto y trabajos similares ejecutan los de la FP.
Otros partidos
No serán los únicos, el secretario general de Opción Democrática (OD), Franiel Genao, informó que su partido también inició un ciclo de consultas y evaluación con su militancia y ya tienen fecha, al igual que el PLD, para escoger una nueva dirección partidaria.
“Vamos a tener una posición fuerte y productiva para República Dominicana, respecto de la reforma fiscal, la reforma de la Constitución, la reforma electoral que debe ser abordada y estaremos pendientes como partido político de la reconfirmación o reconfiguración de la Junta Central Electoral, la Cámara de Cuentas, la elección de los jueces que hagan falta a través del Consejo Nacional de la Magistratura y de todos los debates que hagan falta, OD no se va a quitar”, dijo Genao al ser entrevistado en el programa radial Esto No Tiene Nombre.
Igualmente, el presidente del Frente Amplio, una de las organizaciones minoritarias que participó de las elecciones con un candidato propio, Juan Dionisio Restituyo, anunció su renuncia atribuyéndose la responsabilidad de la derrota electoral.
Fijó posición sobre la reforma constitucional asegurando que la misma tenía que “ir más allá”.
Mermar popularidad
— Consenso necesario
Con el control absoluto de ambas cámaras del Congreso, bien podría el gobierno mirar de lado, pero cada decisión que tome quedará bajo el ojo escrutador de la ciudadanía, lo que puede llegar a mermar su popularidad al tratar temas sensibles.