Santo Domingo.-Luisa María Guzmán, es una madre a quien los sinsabores de la vida, la precariedad económica, y la falta de oportunidades no han podido debilitar, por el contrario, han sido el trampolín que la ha impulsado a buscar el sustento para sus hijos, incluso arriesgando su vida.
En el rostro de la dama de 47 años se refleja el agotamiento y el maltrato físico en que la mantiene sumida la anemia crónica que padece y el largo trayecto de ardua labor que día a día ejerce, pero todo ese mal reflejo sucumbe cuando habla de la formación que hoy tienen sus vástagos, resultado de toda una vida de madre esforzada.
Y al hacerlo, no puede contener las lágrimas, las cuales no son de mera tristeza, sino de la satisfacción que embarga su corazón, sentimiento que queda como resultado del deber cumplido como madre.
Con vestimenta sencilla, manos temblorosas, doña Luisa baja la cabeza como recorriendo su pensamiento en instantes haciendo un recuento de todos los trabajos que ha tenido que realizar para poder sacar adelante a sus cuatro hijos, con edades que oscilan entre los 13 y 18 años, misión que ha podido realizar aún siendo madre soltera.
El amor a sus hijos y la falta de recursos
Doña Luisa se levanta todas las mañanas, según narra, sin noción de cómo va a conseguir el pan para sus «crios» , pero dice que su «fe en Dios es su mayor ayuda».
La falta de dinero la ha obligado a barrer patios, recoger basura, vender helados y realizar cualquier otra labor domestica para conseguir «unos cuantos pesitos» para comprar que comer y pagar RD$2,500 de renta mensual del cuarto de madera donde mal vive, en el sector Remanso, Villa Mella.
Diagnosticada con una anemia crónica desde hace un año, ha tenido que lidiar con los achaques y padecimientos debilitantes propios de la enfermedad y a la vez conjugar la responsabilidad que tiene como guía de su casa, el amor de madre y el «rompe cabezas» de conseguir el sustento.
Ejemplo de honestidad y esfuerzo
«Yo lo único que no hago es prostituirme y vender droga, pero después todo tipo de trabajo yo le entró», expresa la mujer pálida y delgada, a la vez que desplaza sus frágiles manos por el rostro y mira fijamente al suelo.
A pesar de todas las vicisitudes que a diario enfrenta ,Luisa inspira una fortaleza e integridad interna, motivo de inspiración para todo el que la conoce.
La señora cuenta que en algunas ocasiones ha realizado trabajos domésticos en algunos lugares, pero no recibe ninguna retribución. «La gente a veces abusa de la humildad de la persona, uno sale a buscar el pan, pero en está vida hay muchas personas sin misericordia, pero nada, hay que seguir batallando» expresó.
Luisa es reconocida como un ejemplo de mujer y madre abnegada, que en lugar de lamentarse por su situación, cada día trabaja y lucha para que su familia sobreviva a la pobreza que les arropa, y lo hace dignamente.