Definitivamente, la sabermetría está cambiando el rumbo de la historia de los premios en grandes ligas. Ya el MVP (Most Valuable Player o Jugador Más Valioso) no está destinado para jugadores que hayan tenido campañas con tanto “valor” para clasificar sus equipos.
Ha sucedido, y el ejemplo más recordado es el MVP de Andre Dawson con los Expos del 87, que tuvieron marca de 95-65, pero no existían los comodines y el equipo no fue a postemporada. Ahora que se dan los tres finalistas para el MVP de la Liga Americana, hay dos que pertenecen a equipos descalificados: José Altuve de los Astros (84-78) y Mike Trout de los Angelinos (78-84).
El otro es Mookie Betts ,que avanzó con los Medias Rojas (93-69). Ausentes con buenos registros y en equipos clasificados: David Ortiz (Boston), Manny Machado (Orioles), Edwin Encarnación y Josh Donaldson (Azulejos).
El ganador debe ser Betts, pero que nadie se extrañe si Trout se alza con el premio, porque en confirmación de que es el mejor jugador de la actualidad domina el enigmático WAR (victorias sobre el jugador reemplazo) con 10.8, dominando también a todos los jugadores de posición y el WAR ofensivo (9.9).
Hay un predominio de las estadísticas de nueva generación y la mayoría de los periodistas que votan, justamente, son de nueva generación. ¿Habrá que cambiar el nombre al premio?