La naturaleza de la corrupción

La naturaleza de la corrupción

La naturaleza de la corrupción

David Alvarez

Toda cuota de poder social delegada en un individuo o grupo de individuos. que no sea regulada, ni supervisada, con demanda formal de rendir cuentas, es la posibilidad de la corrupción.

Para los hechos de corrupción, pública o privada, son los tribunales el espacio para su evaluación y condena, en caso de que sea demostrada. Si el espacio judicial es corrupto, o si no existe una regulación legal adecuada, tenemos entonces un modelo social intrínsecamente corrupto.

Más allá de las legislaciones o los mecanismos de rendición de cuentas, la integridad (lo opuesto a la corrupción) es una cultura que debe promoverse desde la familia y la escuela, hasta los modos sociales de relacionarnos como adultos. No existe legislación que pueda cubrir todos los casos de corrupción, por tanto debemos volver sobre los valores que se inculcan en las familias y las escuelas dominicanas.

Seguir el rastro del uso del dinero en toda actividad del Estado y la actividad privada es un buen mecanismo para disuadir la corrupción. En ese terreno la República Dominicana tiene mucho por hacer.

Reconocer los alto niveles de corrupción que permean la sociedad dominicana nunca debe ser motivo para ofendernos, si no de emprender iniciativas para promover la integridad como valor supremo en la vida social.

Una verdad nunca se vincula a quien la proclama. Aprender eso como sociedad nos hará más íntegros y racionales.

La tarea es inmensa, pero debemos comenzar desde ahora. Si no erradicamos la corrupción no podremos ser justos y desarrollados.



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