El 27 de marzo se produce la muerte del poeta sueco Tomas Tranströmer, al parecer como resultado del maltrecho estado de salud.
Del sucesor del premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa, la academia sueca le ha permitido un lugar en el Olimpo de los elegidos, al dictaminar, en 2011 la concesión del premio “porque, a través de sus imágenes condensadas y traslúcidas, nos da un acceso fresco a la realidad”.
Extraordinario ejemplo de poesía escandinava, tan emparentada con la cultura, como la lengua de los vickingos, pero, en un plano más contemporáneo, su poesía fue “una peculiar manera de estar en contacto con el mundo, una especie de pasividad valiente”.
Poeta humanista e internacional.
Si bien era un desconocido para América Latina, no menos cierto es que en su propio terruño era muy mencionado, premiado y celebrado por la crítica literaria. En los últimos años de vida, su poesía se volvió escéptica.
La situación de su país, Suecia, que por tanto tiempo había evitado la guerra, y había mostrado al mundo el rostro más humano del capitalismo, le decía adiós a toda forma de modelo socialista. Son libros de este período, “Visión de la memoria” (escrito con la ayuda de su esposa, en 2011) y un enjundioso epistolario con el poeta norteamericano Robert Bly (2012).
Muere a los 83 anos, el poeta Tomas Tranströmer. El periódico “La Jornada”, al publicar una reseña suya lo ha considerado un tesoro nacional de Suecia.
