El tema de las alianzas políticas en el plano de la República ha sido siempre evaluado por «Pontífices» de un sector de la Izquierda y del Progresismo como una cuestión de Moral.
Para esos, violan la Moral aquellos que hacen pactos tácticos con sectores de la derecha.
Pero ¿Quiénes son esos? ¿Cuál es su práctica?
Entre esos, los hay, quienes han sido funcionarios importantes en los gobiernos de turno, incluidos los de Balaguer y de Jorge Blanco. Y no se trata de cargos técnicos, o a los que se han llegado por concursos públicos. Si se trata de cargos cabildeados, o acordados políticamente.
Entre esos, los hay, cuyas familias han hecho carrera pública de las manos del partido de gobierno; del que han recibido beneficios que hubieran “achicharrado” a otros no provenientes de los sectores dominantes.
Entre esos, los hay, quienes han ganado posiciones importantes en Colegios profesionales y en la UASD, con los votos cabildeados de los partidos de la derecha.
Entre esos, los hay, quienes han ganado un lugar profesional en plazas de ministerios, alentados por funcionarios públicos de los partidos de la derecha.
Entre esos, los hay, quienes han recibido ayudas importantes y constantes de agencias de los gobiernos de turno.
Entre esos, los hay, quienes han recibido subvenciones permanentes de figuras importantes del Estado.
Entre esos, los hay, quienes no han tenido reparos para ir al Palacio Nacional a solicitar apoyos al Presidente de la República; o se han reunido con funcionarios de la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica, incluyendo el Embajador.
Entre esos, los hay, quienes no ven un problema ético en su voluntad consciente de dispersar la oposición, y facilitar así la continuidad del PLD en el gobierno, que es el principal problema político y ético del país y el pueblo, en este momento histórico en el que el PLD- Gobierno ha plantado la disyuntiva de REGIMEN CONSERVADOR de hecho, o República democrática.
Definirse ante disyuntiva es ético. Porque la ética terrenal, es histórica, responde a las necesidades históricas del momento.
(Yo) no descalifico a nadie. Por convicción. No por temor a un debate a fondo sobre moral pública, o privada personal; que de hecho me gustaría librarlo al más alto nivel. No creo que haciendo aquellas cosas los pretendidos Pontífices se descalifiquen política ni moralmente. De hecho, no están descalificados. Siguen siendo ciudadanos y ciudadanas honorables y comprometidos y comprometidas con las mejores causas del país y del pueblo.
Entre esos, los hay, quienes no han malversado fondos públicos ni privados. No lo harán. No tienen la pasta social ni humana para eso. Pero si han estafado la confianza que en algún momento se depositó en ellos; o han faltado a la palabra empeñada en algún compromiso político: Y, en este caso, y de acuerdo con la ética en que milito, estamos frente a un acto de deshonestidad.
El problema es que, hacen esas cosas, y no se consideran en contravía a la moral, a su moral. Y si lo hacen otros, entonces se violenta la moral, su moral.
Siempre he dicho que la Izquierda con mentalidad de Gazcue tiene dos varas para medir las conductas. La dicotomía de lo bueno y lo malo la miden con un “depende” de quienes son, o de donde son, los y las que estén de por medio.
¿Cuál es la fuente de esa doble moral?
La respuesta es sencilla: es que, social, o en sus privanzas personales, se consideran seres superiores. Como afirma Platón, “Dios puso mucho oro en la mezcla de la que fueron hechos”.
Los hay incluso que hacen parte sustancial de los sectores dominantes, aunque no estén ni hayan estado en el gobierno. Piensan y son asumidos, como parte de los sectores dominantes.
Y debe quedar claro alguna vez, el cambio que necesita este país está en manos de las masas populares, del pueblo, de los y las vinculadas al trabajo y jamás de los que viven de cortar cupones.
¿Dónde están esas masas populares en este momento? En disputa: el PLD- Gobierno en un tesonero afán de ganar la mayor cuota posible en base a los recursos del Estado para seguir arriba; y la otra gran parte, empeñada en que haya un cambio de gobierno, ahora.
Lo ético, moral, es estar del lado de esta parte.
En la ética y la moral en que milito, así como no es correcto malversar fondos públicos ni privados; ni recibir prebendas de nadie; ni buscar repartirse el pastel del Estado, de ninguna forma; igual considero inmoral ponérsela fácil al PLD-Gobierno, dispersando el voto opositor. Como se ha proclamado en veces en el Colegio Médico, en la UASD y otros frentes, es más importante hacerlo a nivel de la República.