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La moral y cívica en las escuelas

Altagracia Suriel
📷 Altagracia Suriel

Aplaudimos la decisión del Ministerio de Educación de incluir la moral y cívica en los contenidos educativos de todas las escuelas del país a partir de este año 2025. Este era un clamor que diferentes sectores hicieron por décadas al Gobierno, pero que que ningún ministro quiso escuchar bajo el argumento de que la moral y cívica era transversal a todas las materias.

Felizmente en esta semana el ministro Luis Miguel de Camps señaló que una de las prioridades para mejorar el sistema educativo es el regreso de la asignatura de Moral y Cívica con un enfoque patriótico y orientado al fomento de la la ciudadanía activa mediante programas de liderazgo estudiantil y la promoción de los derechos y deberes constitucionales.

Después de oponerse en gestiones pasadas, es aplaudible que ahora el ministerio incluya también la formación constitucional que busca fomentar la existencia de ciudadanos que conozcan sus derechos, respeten las leyes, promuevan la legalidad, protejan y defiendan su patria con su ejemplo y sus buenas acciones, sean honestos, responsables y participativos.

En tal sentido, recordamos con Milton Ray Guevara que la democracia no se puede sostener sin educación constitucional.

La educación en moral y cívica también es una oportunidad para incluir la educación vial para reducir los nefastos accidentes de tránsito que tantas muertes producen a diario. Desde la escuela se puede enseñar a los niños y jóvenes a respetar el paso de peatón y los semáforos, a no circular en vía contraria y a cuidar su vida y la de los demás.

La educación en moral y cívica puede ser un remedio efectivo para la descomposición social, la violencia y al irrespeto a las leyes que vemos en nuestro contexto y que se refleja a todos los niveles.

No es inútil formar en moral y cívica. Es una ganancia para todos, porque, como planteaba Aristóteles, formar en las virtudes, no sólo ayuda a los seres humanos a ser moralmente buenos, sino también a aplicar sus conocimientos, a ser felices, a mejorar y a hacer florecer la sociedad.

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Altagracia Suriel

Columnista de El Día

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