El proceso mediante el cual nos transformamos a nosotros mismos, es la metamorfosis. Observémonos: aceleradamente fluyen otros y otras mejores, desplazándonos.
Una nueva juventud; un nuevo talento y una nueva conciencia social, están presentes. Llega un nuevo ideario empresarial y también un nuevo modelo o estilo de accionar político.
En casi todo hay renovación, una nueva nación emerge entre derrumbes del pasado en cuya transición hacia lo nuevo, intelectuales y artistas apadrinaron el cambio, dando frescura burocrática a muros de poder político, nido donde desde siempre y por bandadas, se han asociado los delincuentes y sus panas, como sus dueños, bajo de cualquier color. Estos, endiosados, no perciben la metamorfosis.
Entre nuestros mares, sus olas se encrespan bajo de la lucha trans – oceánica librada entre fuerzas capitalistas neo-colonialistas – oligárquicas, conservadoras radicales, en oposición a fuerzas capitalistas no ortodoxas con la que se embisten recíprocamente, procurando reservarse el mayor lote posible del mercado actual y futuro, incidiendo en la recomposición interior de países como los de nuestra isla polarizándonos igual que empujando hacia adelante reordenándola como base estratégica del desarrollo de las dos partes de la isla, desplazando la economía dominicana hacia al sur y la frontera, con desarrollo que no se base en la sobre explotación, y si en tecnología, turismo y producción para la exportación.
Los políticos tradicionales siguen con sus viejas prácticas como librito, teniendo en el cerebro la mesa de su banquete privado, con las sobras para su clientela, cuando es el momento, hay la necesidad, y es la oportunidad de alinear en igual dirección, a todo costo a iguales y afines fuerzas sociales, en pugna desde 1963, dentro de una crisis tras la “Era de Trujillo” en el vacío ocupado por la geopolítica regional de quienes los heredaron, usando a quienes sin ellos, no podían nada localmente.
Fue la anterior circunstancia la que bajo momentos distintos, mantuvo, reclutó y albergó bajo diferentes uniformes y banderas a membresías títeres y sucias a sus servicios, bandidaje social, hoy bien vestidos y montados, presentes en la política del país desde cuando “Concho-Primo” soplando el humo toxico del miedo y el terror sobre el país desde el golpe de Estado y la intervención, como sustento en las prácticas de gobierno, entre la que crecieron como un tumor que se nutre –aun hoy-, de la corrupción, el narco, el lavado, el contrabando, la prostitución, etc., etc.; tumor que hay que llevar a cirugía, para salvar al paciente. Misión de muchos actores en acción, junto a la metamorfosis.
El futuro está abierto, pero aún los jinetes apocalípticos tienen poder regresivo. Aunque Danilo y sus equipos, con el visto bueno de fuerzas económicas renovadas, trazara la línea de Pizarro, hay peligro.
Jugando con la buena disposición humanista de muchos y muchas personas que no se imaginan la estrategia de una larga lista de patrocinadores de ONG e instituciones de poder internacional, se está jugando con las dos partes de la isla como se juega con dos hermanos hambrientos, incentivando que uno elimine al otro, para luego condenar y encadenar al otro sobreviviente fratricida y heredar la isla, con la intervención bajo cualquier pretexto o argumento.
Tenemos que unirnos más de lo que lo deseamos, bajo la idea de humanidad sin fronteras, pero ni en Haití ni en República Dominicana se puede esperar la gloria gratis, menos de racistas y colonialistas rapaces disfrazados tras de ONG y otros. Bien lo sabemos. La isla tiene que hacer los ejercicios que exigen su metamorfosis, y tiene un costo.