La mejor forma de honrar a Caamaño
“Francisco Alberto Caamaño Deñó es un prisionero que mi gobierno no resiste”. Así fue como Balaguer sentenció la vida del dominicano más trascendente del siglo XX, símbolo de la lucha antiimperialista en América Latina.
“¡Viva Santo Domingo libre!” fueron las últimas palabras de aquel hombre que personificó la bravura y dignidad del pueblo dominicano, antes de que su cuerpo inerte cayera sobre el frío suelo del valle La Lechuguilla, en el corazón de la cordillera Central.
Cada año la Fundación Caamaño honra su memoria y la de sus compañeros en el lugar donde fue ejecutado, hoy Memorial Presidente Caamaño, en Valle Nuevo. Este año acudimos cientos de personas, que acampamos y participamos en los actos. Cada año supera al anterior.
Pero cómo dijo una vez mi prima Tania Quisqueya Caamaño Vélez, su hija: “La mejor forma de honrar a un hombre como Francisco Alberto Caamaño Deñó es mejorando y dignificando la vida de todos los dominicanos, porque todos tenemos derecho a la educación, la salud, la vida y a ser felices”.
Por lo que el verdadero homenaje es seguir avanzando en ese país que él soñó. Las circunstancias determinan el método; hoy, gracias a la lucha de ellos, tenemos la oportunidad de luchar de otra manera. Sigamos avanzando hacía la libertad plena de nuestro pueblo, esa libertad que existe en los pueblos bien educados y con sus necesidades básicas satisfechas.
Sigamos trabajando por el desarrollo integral de nuestro país, que además de desarrollo económico, implica desarrollo social.
La mejor forma de honrar a nuestros héroes es continuar la lucha por la cual lo dieron todo.
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