Conocí a Nathalia Montero Cruz, médica psiquiatra, mientras ambas hacíamos la maestría en Terapia Familiar en el Instituto de Sexualidad Humana de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Particularmente yo la admiraba (hoy día mucho más) porque es una profesional brillante. Aquí este adjetivo cabe a la perfección, sin dudas. Además de su especialidad en Psiquiatría (fue jefa de residentes y si mal no recuerdo se graduó con las notas más altas de su promoción) Nathalia hizo concomitantemente la maestría en Terapia Familiar “para dar una atención más integral a sus pacientes” recuerdo que nos dijo una vez.
Nathalia ama la psiquiatría y siente pasión por su ejercicio y las personas con las que está llamada a trabajar.
A propósito de mi última columna “Trastornos mentales y los principales delitos con los que se relacionan” en la que reproducimos una matriz propuesta por Ismael Loinaz, doctor en Psicología, criminólogo y psicólogo forense, en la que se lista el trastorno junto al principal delito con el que se le relaciona.
La doctora Montero me escribió y me dijo que no le gustó porque “dispara el estigma ya existente en salud mental”. Cuando leí su comentario, creí que publicarlo era lo más justo porque ella es una voz más que autorizada para emitir cualquier tipo de juicio al respecto.
Nathalia me escribió: “aunque respeto el artículo, pienso que no hace más que disparar el estigma ya existente en salud mental, la mayoría de los crímenes violentos no son cometidos por personas con trastornos mentales en sí, sino las cárceles serían manicomios, una cosa es un trastorno de personalidad (no son enfermedades) y una muy distinta trastornos mentales, son enfermedades como la diabetes o la hipertensión.
De todo el artículo algo que me impacta es que (el autor, Ismael Loinaz) dice que el esquizoide se asocia a abuso sexual pero el esquizoide dentro de sus características más básicas es el desinterés por las interacciones humanas y sexuales, a ellos no les interesa la vida sexual, ni las parejas, ni familias; no existe un trastorno bipolar de personalidad, no existe simplemente ni aquí ni en China, a nivel de psicopatología el autor se queda sumamente corto, con errores muy significativos donde ve a la personalidad de forma simple y vulgar, pero bueno, la mayoría de estudios sostiene que los pacientes de psiquiatría no son la población predominante a la hora de cometer un crimen y que cuando lo hacen, el delito no se relaciona directamente con la enfermedad mental, excepto en un 3 a 9 por ciento y esto ocurre en personas que ya tenían antecedentes criminales”.
“Creo que con ese libro” -agrega la doctora Montero- “el autor contribuye a dar un paso atrás en cuanto a la lucha contra el estigma, los pacientes de psiquiatría son personas afectadas, que sufren de una enfermedad que los consume, la mayoría no puede pensar más que en su propia muerte, ahí no menciona por ejemplo que los TOC (Trastornos Obsesivos Compulsivos) son personas exageradamente escrupulosas, hay errores significativos con las personalidades y sus características”, escribió Montero.
El doctor Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica en la Universidad del País Vasco, autor de 34 libros y ganador de varios premios de investigación, en su libro “Violencia y trastornos mentales”, asegura que la relación existente entre la violencia y los trastornos mentales es compleja y multidireccional.
“Los protagonistas de las conductas violentas no son, habitualmente, enfermos mentales, sino sujetos normales con graves déficit psicológicos y de socialización. Sin embargo, las personas con un trastorno mental severo, si se encuentran descompensados pueden, en determinada circunstancias, cometer actos violentos en muchos casos impredecibles, y que, por ello mismo generan una gran alarma social, de la ue se hacen eco los medios de comunicación”.
Para Echeburúa existe un estigma relacionado con la enfermedad mental que es padecido especialmente por los propios pacientes y sus familiares “por decirlo en otras palabras, la mayoría de las personas con un trastorno mental, sobre todo si están adecuadamente tratadas y cuentan con un apoyo familiar y social, no son violentas. No se justifica, por ello, el recelo social existente al respecto”.
Agradezco en gran manera la enriquecedora la opinión de Nathalia (@dra.nathaliamonterocruz) joven médica psiquiatra, que me permitió seguir escribiendo sobre el tema de la violencia y las enfermedades mentales.
Estoy convencida de seguiremos escuchando de la doctora Nathalia Montero Cruz porque ella tiene mucho que aportar.