En abril, el Ejecutivo británico inició el incremento del salario mínimo exigido para conceder un visado de trabajo a los extranjeros.
Londres.- La mano dura frente a la inmigración une a laboristas y conservadores ante las próximas elecciones del 4 de julio en el Reino Unido, en un contexto de difícil acceso al país para las personas inmigrantes y en el que la falta de mano de obra es uno de los problemas a los que se enfrenta el mercado laboral.
Según la patronal británica, la Confederación de la Industria Británica (CBI, por sus siglas en inglés), la falta de trabajadores es uno de los mayores retos a los que se enfrenta el país.
“Un plan creíble para hacer frente a la escasez debería incluir la activación de una serie de mecanismos políticos como la eliminación de las barreras al trabajo (…) y un nuevo enfoque de la inmigración”, dijo esta semana el responsable del departamento del Trabajo y Habilidades Futuras del CBI, Matthew Percival.
Un contexto de difícil acceso Percival se pronunció de esa forma tras la publicación de los últimos datos del mercado laboral, en medio de una política de cierre del país a la inmigración marcada por el Brexit, momento en el que el Reino Unido salió de la Unión Europea.
En abril, el Ejecutivo británico inició el incremento del salario mínimo exigido para conceder un visado de trabajo a los extranjeros hasta las 38.700 libras anuales brutos (unos 46.000 euros), lo que supone un aumento del 48 % respecto a la cifra anterior, como indicó el Ministerio del Interior.
En cuanto a la inmigración irregular, el Parlamento británico, de mayoría conservadora, aprobó también en abril la ley que declara a Ruanda como un “país seguro” para deportar a los solicitantes de asilo que entren al Reino Unido de manera ilegal.
Frente a la perspectiva de los conservadores, se encuentra la de los laboristas, cuyo líder, Keir Starmer, también planea buscar una reducción de la llegada de extranjeros al país, como dijo a la edición dominical del diario ‘The Sun’.
“Si me confiáis las llaves del número 10 ñde Downing Streetí os haré esta promesa- controlaré nuestras fronteras y me aseguraré de ayudar a los negocios del Reino Unido a contratar a británicos primero”, dijo Starmer, quien, sin embargo, desecharía el plan de Ruanda.
Uno de cada siete empleados, extranjeros La Oficina Nacional de Estadística (ONS, por sus siglas en inglés) informó de que uno de cada siete de los empleados en el país eran de una nacionalidad distinta a la británica en el primer trimestre de 2024.
De acuerdo con la institución, que publica estos datos de empleo trimestralmente desde 1997, este tipo de trabajador ha aumentado en el país un 47 % en los últimos diez años, pasando de ser el 9,18 % de la fuerza laboral en el primer trimestre de 2014 al 13,49 % del mismo período de este año.
Este porcentaje se divide más o menos de forma equitativa entre quienes proceden de países de la Unión Europea (6,35 % del total de empleados en el Reino Unido) y quienes vienen del exterior del territorio comunitario (7,14 %).
En el último año, mientras que los contratos a británicos se redujeron en 433.000, la creación de empleo llegó por parte de los trabajadores extranjeros, que sumaron 201.000 nuevas contrataciones. Pese a todo, el saldo final fue negativo, con 232.000 empleos menos en el país.
Concentración en sectores Otros datos sobre el tipo de empleo en el Reino Unido, publicados en junio con información de 2022 recabada por el Observatorio de Migración de la Universidad de Oxford, muestran que los migrantes nacidos fuera del Reino Unido –aunque incluye a quienes pueden tener nacionalidad británica en la actualidad– están sobrerrepresentados en algunos sectores.
Así, uno de cada cuatro de los trabajadores en los sectores de la hostelería, el transporte y las telecomunicaciones han nacido en un país extranjero.
Además, el análisis concluyó que la sobrecualificación –personas empleadas con un mayor nivel educativo del que el trabajo requiere– es más habitual entre los nacidos fuera del Reino Unido que entre las personas nacidas en el país, algo que afecta en especial a quienes proceden del sur de Asia.
Aunque este observatorio señaló que el saldo migratorio fue positivo en 2023 –llegaron 685.000 personas más de las que abandonaron el territorio–, pronosticó que los cambios en los visados llevarán a una próxima reducción de la inmigración, al tiempo que también aumenta la salida de estudiantes internacionales.