Después de siete meses sin saber de su madre, Cambria Harris se enteró de que un asesino en serie la había matado.
No solo eso. Había arrojado su cuerpo en un vertedero de su ciudad, Winnipeg, en Canadá, y ahora estaba debajo de toneladas de basura.
La madre de Cambria Harris no era la única víctima. El asesino también mató a otras tres mujeres indígenas: Marcedes Myron, Rebecca Contois y Buffalo Woman (nombre que le dio la comunidad al desconocerse su identidad).
La policía de Winnipeg le dijo a Cambria Harris que sería imposible buscar el cuerpo de su madre en el vertedero, pero recientemente el gobierno le comunicó que es posible.
El proceso duraría unos tres años y costaría 184 millones de dólares canadienses, por lo que el gobierno federal está decidiendo si emprender o no la búsqueda, algo que Cambria ni siquiera puede imaginarse que no suceda.
La Asociación de Mujeres Nativas de Canadá ha contado los nombres de más de 4.000 mujeres indígenas que creen que fueron asesinadas en 30 años.
En 2019, una investigación pública encargada por el gobierno canadiense concluyó que estas mujeres fueron víctimas de un genocidio canadiense que había sido impulsado por acciones e inacciones estatales arraigadas en el colonialismo y las ideologías coloniales.
Cambria Harris cuenta a continuación la historia de su madre.