Santo Domingo.-A propósito de la voz de alarma que han dado el ministro de Agricultura, Ángel Estévez, y el Observatorio Nacional del Agua que encabeza el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) sobre la sequía que desde el pasado año afecta al país y amenaza con extenderse en este 2015, para los agricultores dominicanos el agua de las lluvias es el único medio natural por “excelencia” para irrigar sus tierras.
Incluso, técnicos dominicanos que laboran para el Centro para el Desarrollo Agropecuario y Forestal (Cedaf) y el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (Idiaf), por lo bajo, también muestran su preocupación por la sequía y han llegado a vaticinar que de no buscarse una solución a este problema para el año 2050 el país corre el peligro de no producir en abundancia los frutos y alimentos que se requieren para alimentar la población, y a nivel mundial la escasez de agua generará serios conflictos y enfrentamientos entre naciones.
Estévez y el director del Indrhi, Olgo Fernández, han manifestado que ambos organismos van a tomar las medidas pertinentes para conjurar la escasez de agua que afecta a los hombres del campo.
Y aunque el ministro de Agricultura admite que la sequía es un problema cíclico que se repite año tras año, desde hace 50 años se vienen depredando los bosques y extrayendo materiales del mismo cauce y lecho de los ríos y las autoridades agropecuarias, que se sepa, no han tomado las medidas y correctivos para conjurar esta situación.
Canales de regadío
Agricultores consultados al respecto son de opinión que la voz de alarma sobre la sequía que dan las autoridades agropecuarias es “para curarse en salud”, porque nunca han enfrentado este problema con la seriedad que amerita el caso para obtener agua para regadío y consumo humano.
Respecto a los canales de regadío, ahora resulta que los mismos no están en condiciones para llevar el agua hasta las zonas agrícolas porque fueron hechos en tierra y cambiarlos resulta un proceso que se toma tiempo, pero eso lo han sabido siempre los funcionarios que en cada gobierno han estado al frente del Ministerio de Agricultura, del Indrhi y del Ministerio de Medio Ambiente.
Se resalta que entre las zonas agrícolas más afectadas por la sequía están, en la región Sur: San Cristóbal, Baní, Azua, Barahona, Pedernales y Elías Piña.
Mientras que en la Línea Noroeste la sequía afecta implacablemente a Santiago Rodríguez, Dajabón, Sabaneta y Valverde Mao, entre otras.
En una ocasión en las zonas más afectadas por la sequía se llegaron a construir lagunas artificiales para dar de beber al ganado vacuno y otros animales e irrigar los predios, pero luego las mismas, no se sabe si por negligencia o falta de mantenimiento, fueron desapareciendo con el paso del tiempo.
Pozos tubulares
A excepción del sector privado, que con sus propios recursos ha construido pozos tubulares y sistemas de irrigación por goteo para eficientizar la producción y la productividad de los rublos que siembran, la mayoría de los agricultores asentados en proyectos agropecuarios del IAD carecen del preciado líquido.
De acuerdo con informes obtenidos, más del 80 por ciento de los agricultores dominicanos carecen en sus predios de los denominados pozos tubulares y de sistemas de irrigación por goteo, ya que para disponer de estos mecanismos hay que contar con elevadas sumas de dinero que nuestros parceleros no disponen.
Acuerdos incumplidos
Así como la falta de agua en las zonas agrícolas del país es una realidad, también es verdad el incumplimiento del Indrhi con los agricultores, para socorrerlos y construirles pozos tubulares.
Se recuerda que en gestiones diferentes el Indrhi y el Banco Agrícola han firmado acuerdos para la construcción de pozos tubulares, para que los parceleros tengan más facilidad para irrigar sus predios, pero estos acuerdos nunca se han cumplido.
Incluso, en algunos de estos acuerdos firmados entre el Indrhi y el Bagrícola se contempla la construcción de pozos tubulares financiados para que los beneficiados paguen estas obras en plazos o cuotas convenidas.
Pero estos acuerdos nunca han sido cumplidos.
Destrucción de las fuentes fluviales
La destrucción y el aniquilamiento de nuestros ríos se inició hace alrededor de 50 años, cuando los gobiernos que se han sucedido en el país permitieron que las empresas dedicadas al área de la construcción y a la fabricación de blocks extrajeran toda clase de materiales del cauce y lecho de nuestros ríos ante la mirada indiferente de las autoridades.
Debido a esta situación han desaparecido los ríos Nigua, Nizao y Yubazo, en San Cristóbal.
Mientras que en las provincias Monseñor Nouel y La Vega los ríos Yuna y Camú prácticamente están aniquilados. En igual situación están los ríos Yaque del Norte, en Santiago y Ámina en Mao.
El Ozama y El Isabela son dos cloacas por la gran cantidad de desechos lanzados a sus cauces.
La falta de agua pone trabas a la diversificación agrícola y al crecimiento normal de los frutos.
También reduce el pasto para el ganado vacuno, equino, caprino y bovino, provocando en la mayoría de los casos que los animales crezcan raquíticos y mueran de inanición por la falta de comida, y de sed por la escasez de agua.