Hugo López Morrobel
En décadas pasadas, se tenía como una máxima, en especial entre los políticos, que la realización de los torneos de béisbol profesional, eran una necesidad imperiosa, porque durante el desarrollo de los mismos se garantizaba, por lo menos durante su duración, aproximadamente tres meses, la estabilidad política y social en la sociedad dominicana.
Esa y no otra, fue la causante de que los gobiernos de turno, históricamente les han brindado a la Liga, todas las facilidades para que monte ese espectáculo, la principal pasión de millones de fanáticos dominicanos simpatizantes de las seis franquicias..
Podría asegurarse, sin temor a equívocos, que en tiempos atrás, no se había desarrollado un proceso tan agresivo de comercialización y mercadeo de los torneos de béisbol como se hace desde hace unos años, lo cual le ha permitido que los equipos contratar a jugadores, a los cuáles pagan millones de pesos.
En República Dominicana, los estadios donde se desarrollan los torneos son propiedad del Estado, excepto el Francisco Micheli de La Romana, que pertenece al Central Romana.
Esa empresa mantiene siempre en excelentes condiciones esa instalación, mientras los demás, Quisqueya Juan Marichal, Cibao, Tetelo Vargas y Julián Javier, todos los años se requiere la intervención del Estado para ponerlo en condiciones de juego.
Hace unos día, a través del Comisionado de Béisbol, Junior Noboa, el presidente Luis Abinader anunció que se harían cuantiosas inversiones para mejorar esas infraestructuras, lo cual no está nada mal.
Empero, creo que los equipos deben contribuir económicamente a esos trabajos, porque todos los equipos son empresas que arrojan mucho beneficio a sus propietarios. Ok!
