La “Ley Uslar Pietri para la educación de la cultura” ha sido el más amplio proyecto de un intelectual de Latinoamérica, considerando que las décadas pasadas dominaron verdaderos pensadores.
Concebida y entrada en vigencia Venezuela, en 1941, durante la gestión de un verdadero maestro de la pluma, cultivador de las más difíciles disciplinas del quehacer intelectual, hombre-libro, creador literario, ensayista de temas de educación y políticos, el emblemático ministro de Cultura, Arturo Uslar Pietri (1926-2001), concibió la idea que la educación sirve para la vida, tomando en cuenta las singulares condiciones de la realidad social latinoamericana.
La validez y la indiscutible utilidad de esta ley para el mundo latino, sobre todo en la nueva Venezuela, donde el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, 70 años después, se ha transformado, tanto por la naturaleza de los contenidos de la ley de marras y por los cambios del modelo social generado en ese país.
Muy quejumbroso, siento que al analizar esta pieza la sociedad dominicana desconoce su existencia; y quizás no reconoce la situación de crisis de su educación.
Arturo Uslar Pietri partió de algunas premisas: “¿Qué estamos haciendo con nuestros jóvenes?, ¿de cuáles sistemas y dispositivos disponemos para recibirlos, guiarlos e incorporarlos atinadamente a una vida útil para ellos y a una obra de desarrollo correcto del país?,
¿estamos listos para manejar y dirigir ese inmenso capital de juventud, de energía, de esperanza o, por el contrario, no podremos hacer otra cosa que despilfarrarlo, desaprovecharlo o, lo que aún sería peor, convertirlo en factor negativo y en lastre para el avance social y económico de la nación?, ¿tiene nuestra educación una respuesta adecuada que ofrecerle a las ansias y a las premuras con que esa ávida y material muchedumbre surge en el horizonte de nuestro quehacer histórico?”.
El asunto es, en estos tiempos que estamos siendo testigos robotizados, de que nuestra educación no tiene ninguna perspectiva, que al menos prometa alguna salida.
En vida, Uslar Pietri preconizó que la educación era el mejor medio para saber de sí mismo y de su tiempo.
Sus primeras opiniones sobre la educación están relacionadas a la escuela rural, temas del niño, el maestro, la calidad de la educación y, en general, del impacto de estos asuntos en el destino de Venezuela. Esta identificación intelectual lo condujo al Ministerio de Educación durante el periodo presidencial del general Eleazar López Contreras.
Su empeño por transformar la enseñanza en el campo dentro del foco de vincular la educación a las características regionales y a las exigencias propias de los ambientes rurales le valió muchos reconocimientos.
La Ley de Arturo Uslar Pietri le imprimió una nueva visión:
“La clave, la esencia y la condición necesaria de todo sistema educacional es la gratuidad y obligatoriedad de la educación primaria elemental”.