SANTO DOMINGO.- Los grandes desastres naturales que están ocurriendo en el país y el mundo, solo llaman la atención de la gente cuando el impacto negativo les llega de forma directa, sea con la pérdida de seres queridos o la destrucción de su hábitat.
Un ejemplo: el drama que vive hoy Hato Mayor del Rey, tras las inundaciones provocadas por la tormenta Isaías.
De ahí, que la recién promulgada Ley de Educación y Comunicación Ambiental (94-20), por el Poder Ejecutivo, representa el despertar de una nueva conciencia, comportamientos y hábitos en las nuevas generaciones de dominicanos a favor de la sostenibilidad ambiental.
Para la ex ministra y asesora de Educación, Jacqueline Malagón, responsable de coordinar la elaboración de esta iniciativa, este es un paso significativo en cambiar las actitudes y los comportamientos logrando concientizar a las nuevas generaciones de la importancia de cuidar el ambiente.
A partir de que se comience a educar en base a esta ley y su reglamento en las escuelas y los centros educativos, los estudiantes, desde los primeros cursos hasta los superiores, aprenderán no solo a respetar, sino a cuidar y amar los recursos naturales del país, evitando la degradación que provocan a la naturaleza.
“También se mitigarán los daños que el cambio climático representa y asumirán con responsabilidad el reto de cuidar el patrimonio natural del país”, sostiene.
Propuesta
De acuerdo con Malagón, la Constitución dominicana en su artículo 63, establece que “el Estado definirá políticas para promover e incentivar la investigación, la ciencia, la tecnología y la innovación que favorezcan el desarrollo sostenible, el bienestar humano, la competitividad, el fortalecimiento institucional y la preservación del medio ambiente. Se apoyará a las empresas e instituciones privadas que inviertan a esos fines”. Y más aún, en la Sección IV, de los Derechos Colectivos y del Medio Ambiente, en sus artículos 66 y 67 establece “la conservación del Medio Ambiente”.
“Nos preguntábamos si los dominicanos sabían que no se habían establecido en toda la extensión las políticas que demandan estos artículos y que los mismos debían ser conocidos desde la escuela temprana para crear conciencia sobre el cuidado y la protección ambiental y el logro del anhelado desarrollo sostenible”, comentó.
Partiendo de esos conocimientos, al hacer una retrospectiva de los terremotos, huracanes, inundaciones por subida del nivel del mar, la depredación de bosques para extraer madera, extinción de flora y fauna que han poblado la tierra; la contaminación en vertederos y las grandes sequías, entonces, encontrarán el origen y las acciones a impulsar para contrarrestar esos daños ambientales.
También se darían cuenta que el país no está exento de esas desgracias, basta a su juicio ver cómo al anunciarse un huracán, las personas tienen que llevarse a un refugio; cómo la escasez de agua produce malestar a grandes comunidades; la pesca escasea en pueblos costeros donde esta es el sustento; cómo se han depredado las tierras de nuestros parques nacionales donde nacen nuestros ríos, entre otros aspectos, reflexionó Malagón.
— Origen
La pieza fue presentada en el Congreso por José Hazim Frappier, senador de San Pedro de Macorís, inspirado en los programas medio ambientales de la Fundación Propagas que preside, la ambientalista Rosa (Pirigua) Bonetti, para quien trabaja Malagón, como asesora ejecutiva.