La lámpara de Diógenes

La lámpara de Diógenes

La lámpara de Diógenes

Frederich E. Bergés

Cuando nos referimos a la lampara de Diógenes no nos estamos refiriendo al filósofo griego Diógenes de Sinope, predicador de la virtud del autocontrol y de quien se dice andaba con una lámpara buscando hombres honestos.

Nos referimos al Dr. Diógenes Fernández, quien ocupó la Gobernación de nuestro Banco Central durante los años comprendidos entre el 1963 al 1976.

El Dr. Fernández, hombre de singular honradez y mesura, ocupó esa alta posición por 14 años y a quien se le atribuye la modernización del Banco Central, encaminando la institución en lo que hoy representa como máxima autoridad de la política monetaria. Entre sus alumnos aventajados tenemos decenas de profesionales de la talla de un Eduardo Tejera, Eduardo García Michel, Carlos Despradel y muchos más, incluyendo a nuestro gobernador actual, el Lic. Héctor Valdez.

Durante su mandato se crearon instrumentos claves para el incipiente desarrollo de la época. Entre estos tenemos los antiguos Fondo de Inversiones para el Desarrollo Económico (FIDE) y el Departamento para el Desarrollo de la Infraestructura Turística, conocido como Fondo INFRATUR.

El primero tenía como objetivo apoyar mediante financiamientos blandos el desarrollo industrial y agropecuario, y el segundo como dice su nombre, el turismo.
Así mismo, se crearon los encajes legales diferenciales.

Esto es, según el tipo de actividad que financiaba la banca, se destinaba una mayor o menor proporción de las reservas monetarias requeridas para cumplir su encaje legal. Así tenemos que un préstamo para una actividad productiva requería menos encaje que una comercial, resultando en fondos prestables a menor costo.

Estas observaciones vienen al caso actual donde vivimos una época de creciente inflación y la necesidad de contener el consumo e impulsar el desarrollo. Resulta paradójico que el mercado ofrece mejores condiciones y tasas para financiar un vehículo que para renovar una maquinaria productiva.

Si bien es cierto que la facilidad de otorgar y ejecutar la garantía de un vehículo incide mucho en estas condiciones, también es cierto que el dejar estas determinaciones solo al mercado conduce a favorecer el consumo. ¿Será viable la lámpara de Diógenes de nuevo?



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