La juventud ha dicho basta

La juventud ha dicho basta

La juventud ha dicho basta

Celedonio Jiménez

La juventud dominicana y gran parte del país han dicho basta. Han dicho basta a la truculencia en el desenvolvimiento político, a la falta de democracia real y de oportunidades, al clientelismo, a la corrupción, a la impunidad, a la falta de decoro, al comportamiento de individuos que conspiran contra la salud de la patria.

Todo esto define la ideología que concita y unifica a una cantidad de jóvenes pertenecientes a distintos estratos sociales, donde predomina cuantitativamente la baja clase media.

Se trata de un movimiento novedoso desde el punto de vista sociológico y político que trasciende a la coyuntura electoral actual, por sus razones, objetivos y expectativas, y que al mismo tiempo son una advertencia a los que sucedan en el poder político al peledeismo y al danilismo.

Este movimiento, asentado en la “Plaza de la Bandera”, es un movimiento sin liderazgos dominantes, autoconvocado, con decisiones y acciones colectivas, patriótico, pacífico, cívico, creativo, perspicaz, apartidista, pero no apolítico.

Ha sido una gran suerte para este país el despertar de nuestra juventud, o de parte de ella. Su dinamismo y vigor no se ha manifestado sólo a través de las redes sociales.

Su surgimiento ha operado como factor de contagio positivo a gran parte de nuestra población, no sólo en el país, sino también en el exterior.

A este respecto no podemos dejar de vincular el movimiento con la nueva forma de expresión y protesta que han significado los “cacerolazos”. Nunca en la historia de lucha de este país este recurso había alcanzado tan alto nivel de popularidad.

Este movimiento ha sido centro e inspiración de la apoteósica e histórica concentración en la “Plaza de la Bandera” del pasado jueves 27 de febrero.

Este movimiento de la “Plaza de la Bandera” es un hito muy importante en el proceso de acumulación de fuerzas y de conciencia del pueblo dominicano. Algunos se preguntan por su continuidad, por su permanencia.

Opinamos que el mismo persistirá mientras existan razones para su existencia. Los procesos sociales no se dan de manera lineal e idílica, se producen con avances y retrocesos. Se dan con acumulaciones cuantitativas y saltos cualitativos. Estamos en un momento trascendente, es un momento para avanzar.

Ya no importa lo que digan la OEA y su inefable secretario general, Luis Almagro, sobre el abortado proceso electoral del domingo 16 de febrero.

Nuestro patricio y fundador concibió a la juventud como “dulce esperanza de la patria”. A ella Juan Pablo Duarte le habla cuando dijo: “seguid con ardor en la hermosa carrera que habéis emprendido y alcanzad la gloria de dar cima a la grandiosa obra de nuestra regeneración política…” ¡Qué esas sacrosantas palabras sean oídas!



TEMAS