La juventud es el futuro

La juventud es el futuro

La juventud es el futuro

Nassef Perdomo Cordero, abogado.

El título de este artículo, que podría tomarse como una reiteración del lema que frívolamente repiten quienes quieren agradar a los jóvenes sin comprometerse a nada concreto con ellos, es una advertencia.

Y no porque los jóvenes son malos —no lo son —o peores que los demás —tampoco, posiblemente lo contrario— sino porque son un indicador muy claro de los males que afectan a una sociedad y lo que le espera en el futuro.

Hace unas semanas, con ocasión de los disturbios en Francia, escribí sobre los efectos sociales nocivos que tiene la desesperanza en la juventud. Dije entonces que esa es la lección que los dominicanos podemos aprender estos: si nuestra juventud se siente abandonada por la sociedad, entenderá entonces que no tiene por qué obedecer sus normas.

Este factor del abandono es, en mi opinión, mucho más potente que la supuesta degradación moral. Desde los antiguos griegos, las generaciones adultas se han quejado de sus sucesoras porque, entienden, han abandonado la moral. Esas quejas son en realidad una manifestación de nuestra poca capacidad para entender a los jóvenes; igual que ocurrió a nuestros mayores con nosotros.

En realidad, las sociedades pierden su rumbo cuando no hay solidaridad intergeneracional, cuando en lugar de apoyar a los jóvenes los convertimos en blanco constante de nuestras críticas y desprecio.
Todo lo anterior viene al caso por el dato aterrador que nos ofrece la última Latinbarómetro: sólo un 43 % de los jóvenes latinoamericanos considera que la democracia es el sistema de gobierno preferible. Es el conjunto etario que menos la apoya.

Frente a esto, podemos tomar dos caminos fundamentales. El primero, inútil, es considerar que el problema es que los jóvenes son tontos o malvados. El segundo, que es en realidad la única vía, es tratar de entenderlos. Y esto lo hacemos poco. No sabemos en realidad por qué tienen las opiniones que tienen, ni tampoco les damos mucho peso ni tratamos de indagar sus causas. Eso debe cambiar.

Un buen paso en ese sentido es el Estudio sobre el votante joven dominicano, presentado anteayer por la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE). En él se recogen los problemas de los jóvenes desde su propio punto de vista que es, aunque a algunos no les guste, el más válido. Escuchemos a nuestros jóvenes, el futuro nos va en ellos.



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