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“Lo que llamamos casualidad no es, ni puede ser, sino la causa ignorada de un efecto desconocido”, planteó el filósofo francés Voltaire.
Una persona no puede dejar a la casualidad la solución de sus problemas; tiene que proceder con inteligencia, como forma de llegar hasta la esencia de la situación problemática, siguiendo el ejemplo del idealista alemán, Nicolai Hartman: “La inteligencia es la función que adapta los medios a los fines”.