El fenómeno de la inflación cuando se observa en la economía es la expresión sostenido y generalizado de un aumento de los precios de los bienes y servicios, el cual puede estar relacionado con un comportamiento desordenado de los precios de una gran parte de los bienes que demandan los consumidores. El costo de elevados niveles de inflación es muy alto ya que sus efectos se manifiestan con la pérdida del poder adquisitivo, el precio de los bienes y servicios, alto costos de la canasta alimenticia, distorsiones fiscales, confusión e incomodidad de los consumidores, así como un cambio de aptitud de la población hacia el gobierno.
En una economía con una situación inflacionaria alta es prácticamente imposible contar con un sistema tributario que no castigue de alguna manera al ahorro y la inversión ya que la inflación puede afectar negativamente el crecimiento económico, induce a los individuos y las empresas a mantener bajos niveles de efectivo para evitar los costos de la inflación, disminuyendo así la cantidad de trabajo disponible para la producción de bienes y reduce el crecimiento económico. En adicion, se reduce la capacidad del sistema financiero de llevar a cabo con eficiencia sus funciones de intermediación en virtud de que esta aumenta la incertidumbre sobre la evolución futura de la política económica.
Las tendencias económicas contemporáneas sugieren que, para lograr un control de la inflación, el Banco Central juega un rol fundamental, la cual debe estar en correspondencia con la política fiscal ejecutada por el gobierno. No obstante, este último ha de mantener un compromiso con la disciplina macroeconómica, por lo que el Banco Central no tan solo debe dar señales de credibilidad sino convencer a la población con las cifras macroeconómicas divulgadas.
El fenómeno de la inflación tiene causales multifactoriales que se pueden originar por ciertos cambios en variables fundamentales de la economía que aumenten la demanda o deterioren la oferta agregada, de un país, y por esta vía verse reflejado en un incremento en los precios. Por igual, el Banco Central juega un rol determinante mediante el diseño y ejecución de su política monetaria cuyo objetivo fundamental es el control de la inflación, y en el que la efectividad ha de corresponderse con el manejo prudente del gasto publico por parte del gobierno.
En la literatura económica se establece que las presiones que ejerce la demanda sobre la estructura de costos del sector productivo inciden de manera directa en el incremento de la inflación. Pero resulta que un incremento del costo de producción se produce como consecuencia del aumento del precio de los comoditties o materia prima, lo que supone una pérdida de poder adquisitivo de la población.
A raíz de la crisis sanitaria, a escala planetaria, se ha desatado un incremento de los precios de tal magnitud que se puede afirmar que se ha retornado a los comportamientos inflacionarios galopante. Al respecto, tal situación sugiere buscar una explicación objetiva y convincente sobre el comportamiento de los precios estableciendo la vinculación existente entre la toma de decisiones de las políticas monetaria y fiscal.
A la luz de la razón, resulta inocultable que el fenómeno de la inflación ha resurgido con fuerza en una gran parte del mundo, generando grandes preocupaciones, y que en una alta proporción es fruto de los esfuerzos que ha implicado la recuperación económica y las tensiones en los mercados de materias primas, o comoditties. Existen fuertes temores de que la inflación coyuntural se transforme en una inflación estructural, con permanencia de largo plazo, creando expectativa de tal magnitud que ya ha inducido una subida de los tipos de interés en el mercado internacional de deudas soberanas.
Las grandes economías del mundo están siendo afectadas por el fenómeno de la inflación, en particular, EE: UU y China que se han lanzado al mercado de las materias primas para reactivar sus respectivas economías, impactando, así, en la economía global. Los países de economía emergente ya reflejan la existencia de una inflación fuera de control, siendo Nigeria el de mayor preocupación con un 22,9%, en América Latina, Argentina lidera con 48,9%, Haití con 17,9% y en tercer lugar está Republica Dominicana con 10,48%, implicando para este último una inflación de dos dígitos, no observado desde el año 2004.